Alienum phaedrum torquatos nec eu, vis detraxit periculis ex, nihil expetendis in mei. Mei an pericula euripidis, hinc partem.

Reflexiones en tiempo de otra guerra sin sentido

Reflexiones en tiempo de otra guerra sin sentido

La guerra no se va a solucionar abasteciendo de armas, , sino parándola lo antes posible, creando las condiciones para un diálogo real y acogiendo a quienes huyen de ella.

 

Escribo unas reflexiones en voz alta intentando enfocarme desde la perspectiva de las víctimas del conflicto. ¿Quiénes son las víctimas? La primera, la población civil de Ucrania y, de rebote, la población de Rusia y la población más vulnerable de toda Europa. Porque no dudemos de que los gastos de la guerra se van a deducir de otras partidas sociales y de cooperación consideradas secundarias en este contexto de seguridad armada. Así suele ser. Esto puede además perjudicar a los 1.200 millones de personas afectadas por las otras 34 guerras que siguen desarrollándose en tantos rincones de nuestro Planeta, que no captan nuestra atención ni nuestra ayuda del mismo modo.

Ellas son y serán las perdedoras, evolucione cómo evolucione la guerra ya iniciada y gane quien gane esta guerra. La historia nos enseña que las guerras matan la vida y el entorno social. A mi entender, también matan algo más hondo, especialmente en las generaciones más jóvenes: los anhelos y esperanzas en la humanidad, de creer en nuestra capacidad de ser humanas.

Afinando la mirada, en los relatos de las personas directamente afectadas, podemos percibir el horror, el profundo dolor, el miedo, la indignación y el desconcierto… Sentimientos y emociones con el poder de sacar de nosotras las personas lo mejor y también lo peor, actos de solidaridad y de venganza.

En esta situación es incuestionable el derecho a la autodefensa y cada una opta por la forma a la que se ve empujada a partir de su realidad y sus convicciones. Y así vemos la resistencia armada y la resistencia noviolenta de muchas formas: las imágenes de los soldados reclutados instalados en los check points, los civiles voluntarios aprendiendo a manejar un arma por primera vez en su vida, los testimonios de ucranianos armados que declaran con impotencia su desigualdad ante el gigante militar ruso pero que están luchando por su tierra animados por su presidente, los miles de ucranianos que están regresando a su país para combatir y ayudar, los grupos de ciudadanos desarmados bloqueando carreteras con su propio cuerpo oponiéndose al avance de los soldados invasores y otras personas, a menudo mujeres, que se atreven a increpar a los soldados rusos cuestionándolos sobre crueldad de su invasión. Y, en algún medio, nos han explicado cómo algunas de estas acciones noviolentas y de resistencia están contribuyendo a minar el ánimo de los soldados rusos. También contemplamos las grandes manifestaciones antibélicas de ciudadanos rusos, expuestos a la ley de censura militar rusa. Miles de detenidos que pueden ser condenados hasta con 8 años de cárcel. Y nos llegan noticias de centenares de hombres objetores de conciencia y jóvenes pacifistas que no quieren dañar con las armas a quienes se les está impidiendo salir de Ucrania, la ley marcial de Ucrania prohíbe salir del país a los hombresde entre 18 y 60 años [1]. Los objetores rusos también son obligados a combatir y un decreto del gobierno bielorruso obliga a movilizarse a los hombres entre 18-58 años antes del 9 de marzo.

No creo que ninguna de estas formas de responder a la invasión rusa sea reprochable, si es elegida. En situaciones críticas y cuando peligra la vida de nuestros seres queridos y la propia, cada persona tiene el derecho a la defensa que crea másconveniente. Aunque un repaso a la historia de los conflictos revela que el uso de las armas empeora la situación, hace que las guerras se alarguen o se enquisten. La guerra no se va a solucionar abasteciendo de armas, ni compitiendo a ver quién muestra más las uñas…, sino parándola lo antes posible, creando las condiciones para un diálogo real y acogiendo a quienes huyen de ella. Sólo la apuesta incondicional por el diálogo, mediar y mediar, dialogar machaconamente, hace avanzar un conflicto hacia el acuerdo y la paz duraderas. Y esta apuesta no sólo ha de ser de la población civil que necesita defenderse sino especialmente de los líderes que deben buscar los mediadores y medios más adecuados.  A la par que la población civil construye la paz.

Pero, desde la perspectiva de las víctimas, no podemos ignorar a quienes se están beneficiando con esta guerra. Sin duda, la industria militar y sus inversores, junto a los países productores, que han vendido y siguen vendiendo armas a todos los frentes. Porque la guerra es planificada y deliberada. Y todas podemos ser futuras víctimas si aprovechan el conflicto para demostrar que necesitamos más militarización para proteger nuestra seguridad, en lugar de invertir más recursos en las partidas sociales, de educación y salud.

Por ello tampoco podemos dejar de tomar en cuenta qué medios están utilizando para ello: de modo especial, la manipulación de la información con falsedades o silenciando algunas realidades, como las numerosas declaraciones de personalidades y de activistas por la paz ya desde enero de 2022 y, una vez comenzada la guerra, las de científicos, profesionales, militares y artistas rusos y la de exembajadores y militares europeos, entre otros. Ya sabemos que unas cuantas corporaciones multinacionales de comunicación estadounidenses controlan bancos, industrias farmacéuticas y de armas. Entre ellas, la aparentemente inofensiva Disney. A la concentración de poder en los medios tampoco escapa España. Tenemos muchos intereses pues somos el 7º país que más armas exporta en el mundo. Los hechos, “guerras, atentados, etc. se juzgan según convengan o no a determinados intereses, fundamentalmente económicos” nos dice el Papa Francisco [2]. Y nos advierte de “las plataformas que favorecen el encuentro de personas que piensan del mismo modo (…) facilitan la difusión de informaciones y noticias falsas, fomentando prejuicios y odios [3].Recordemos la manipulación de los hechos y de las motivaciones, por ejemplo, en la guerra de Irak.

No se trata de demonizar las comunicaciones pero sí dedarnos cuenta de cómo mueven nuestras conciencias y de la necesidad de informarnos desde varias perspectivas que nos ayuden a comprender mejor el contexto real para elaborar nuestras conclusiones.  La paz pide también un corazón sensible a la verdad, sin autoengaños ni manipulaciones, mirar el fondo no las apariencias, la honradez con lo real [4], más aún en una sociedad viciada por la propia visión y por la propia conveniencia.

Afortunadamente, estamos contemplando los esfuerzos de las/os comunicadores que no dependen de las grandes corporaciones ni de los intereses gubernamentales de turno y sólo quieren informar, incluso arriesgando su vida. Que ofrecen información y no sólo opiniones. Gracias a ellas y ellos, las víctimas pueden ser reconocidas y son puestas en evidencia muchas contradicciones que nos pueden ayudar a reaccionar a la opinión pública. Y, a su vez, esta voz ciudadana empuja a los líderes políticos a tomar decisiones más humanas.

Acabamos de vivir un ejemplo del poder de las solidaridades unidas. La Unión Europea anunció la apertura incondicional de las fronteras a las personas refugiadas ucranianas. Un giro en la tendencia a cerrar nuestras fronteras, ahora con una política ad hoc de acogida sin cuotas ni trabas, aunque esta apertura de fronteras no se aplica a quienes huyen de la misma guerra y no son ucranianas. ¿Cuáles son los argumentos de nuestros líderes? Nos dicen que hay una solidaridad inmensa de la ciudadanía europea, dispuesta a acoger a las personas refugiadas de Ucrania. Y son realmente imborrables esos gestos de solidaridad de tantas personas anónimas.  La cuestión es: imaginemos cómo reaccionarían nuestros políticos si contemplasen un grado similar en nuestra solidaridad civil colectiva, con otras personas migrantes o refugiadas originarias de África o de Asia.

Ya vemos el doble rasero en la atención a las personas refugiadas provenientes de Siria, Yemen… en Grecia, Hungría, Polonia… Y, hace unos días, la agresión a las personas de países africanos que intentaban saltar la valla de Melilla. Ejemplos que verifican las palabras del Papa Francisco manifestando que hay personas que “no son consideradas suficientemente dignas para participar en la vida social como cualquier otro (..) y las decisiones y el trato que se les da muestra que se les considera menos valiosas, menos humanas” [5]. Bien contrario a la doctrina social de la Iglesia y al Vaticano II que afirmó que “nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en el corazón de los discípulos de Cristo” [6].Nada lejos de la motivación de la fundación de las Naciones Unidas. Tras las cenizas de las dos guerras mundiales iniciadas en Europa, los líderes se comprometieron a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra, etc. [7]

A todas las personas y en especial a las creyentes, en esta Cuaresma se nos interpela a ahondar en las consecuencias y las causas de este conflicto desde la perspectiva de las víctimas. A dejarnos interpelar por nuestras contradicciones y a comprometernos desde ahí al cuidado de todas las personas manifestado en una solidaridad colectiva movida por la caridad política, capaz de cambiar las estructuras y conductas inhumanas que nos llevan a las guerras. Quizás habremos de atender a liberarnos del deseo de dominio de los demás, y empeñarnos en cultivar el deseo y la capacidad de encuentro con las otras personas[8], desnaturalizar  la difamación y la calumnia (FT 46) y los fanatismos que suelen destruir a otros[9]. Pero también caminar desde el competir hacia el compartir a nivel ciudadano, con la educación y la cultura de la paz a todos niveles. Apremiar a nuestros líderes al desarme global comenzando por nuestro país. Por ejemplo, con la reconversión de nuestras fábricas de armas para producir bienes para la vida, no para la muerte. Y exigiendo la firma del Estado español del Tratado de no proliferación de armas nucleares de la ONU, y que los fondos del Mecanismo Europeo para la Paz se empleen para promover la cultura de paz y los cuerpos civiles de paz noviolentos, ahora infradotados, a pesar de su valiosa aportación a la pacificación de los pueblos, a menudo a través de las mujeres, como ha reconocido la ONU.

Hoy, día de la mujer trabajadora, y siempre, hemos de reconocer y apostar por la capacidad de las mujeres para influir positivamente en los procesos de paz. El reconocimiento de nuestra igual dignidad puede suponer otra perspectiva en la seguridad. La de la defensa cotidiana de la vida. Si no nos dejamos influir por la perspectiva depredadora ni de dominación patriarcal que valora al varón guerrero –o la mujer guerrera- como héroe, claro.

Por una paz estructural que no atice la guerra ni prepare otras guerras.  ¡No a la guerra, a ninguna guerra!

Montse Fenosa,
8 de marzo de 2022

 

 

 

[1]Uno de los muchos testimonios, Sasha y Nikita, dos jóvenes pacifistas que, por no querer pelear, están varadas en Lviv como desplazadas internas. No se les permite salir del país: https://www.instagram.com/p/CaxMFGOKfW7/c/17920321619132077/  y https://youtu.be/8j1mNSjVpFU?t=560 (se pueden activar subtítulos en español)

[2]Encíclica Fratelli Tutti n. 25.

[3]Fratelli Tutti n. 45.

[4]Implica la mirada comprometida desde las víctimas. Expresión utilizada por el teólogo de la liberación Ignacio Ellacuría, asesinado por su denuncia de la injusticia y su perspectiva desde las más pobres.  Elaboró el pensamiento del filósofo español Xavier Zubiri en su contexto de conflicto salvadoreño.

[5]Cf. Fratelli Tutti n. 39.

[6]Gaudium et Sepes n. 1: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón.

[7]“NOSOTROS LOS PUEBLOS DE LAS NACIONES UNIDAS resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles…” (Preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas, 26 de junio de 1945).

[8]Cf. Fratelli Tutti n. 41.

[9]Cf. Fratelli tutti n. 46.

Fecha

marzo 8, 2022

Categoría

Opiniones