El lunes de Pascua es tradicional en Catalunya que familias y amigos se reúnan para comer “la Mona”, un pastel especial adornado con huevos u otros objetos de chocolate que son una delicia para pequeños y mayores. Se cantan también las típicas “Caramelles”. En los pueblos los coros de Caramelles pasan por las calles cantando y en un cesto recogen lo que la gente pone en él.
Pues bien, también un buen grupo de Hermanas de la Minizona Barcelona-Sabadell nos reunimos aquella tarde y compartimos unas horas de celebración: oramos juntas con eco pascual, compartimos las “Mones”, la macedonia de frutas, cantamos y gozamos de una muy buena tarde. Todo ello nos da vida, aumenta la sororidad y nos es impulso para seguir siendo testigos de El que Vive.
A propósito de la macedonia de frutas, ¿conocéis este texto que he usado tanto y del cual desconozco el autor? Ayuda a saber qué trocito de fruta somos, qué fruta representamos cada un@ de nosotr@s?
Aquí tenéis el texto:
“Soñábamos grupos, comunidades, donde cada uno lo fuese todo para el otro, no como las manzanas en el árbol donde cada una es por sí misma y el sol para todas, ni como frutas en el mismo cesto: hay diversidad, pero también yuxtaposición.
Y va e inventaron la comunidad pasada por el exprimidor: todo pasa por él, la piel, las semillas… sale un zumo uniforme, rico en vitaminas, pero cada fruta ha perdido su propia personalidad. Era, se dice, el resultado de ciertos grupos, comunidades, hace unos años.
¿Una solución mejor? La macedonia de frutas, cada una sigue siendo ella misma: peras, manzanas, plátano, piña, … Y cada una se beneficia del sabor de las otras, pero con una condición: aceptar, evangélicamente, de ser cortada en cuatro, diez o doce trocitos si es que la fruta es demasiado grande. Sólo las más humildes, las más pequeñas, quedan enteres; una cereza, un grano de uva, una fresa silvestre, …”
¡Sacad vosotr@s la lección!
Feliz y profundo tiempo pascual.
M Carme Molist i Subirachs