“Comer bien, dormir bien y trabajar bien…. Y rezar mucho por las hermanas”. Estas son las claves de una vida longeva, afirma la hermana Lucila García-Marina en una entrevista que le hace el Diario de León con motivo de su 100 cumpleaños.
La religiosa Vedruna nació el 19 de octubre de 1923 en San Leonardo de Yagüe (Soria), pero cuenta que fue en Valladolid donde descubrió una vocación considerada tardía según los estándares de la época, pues profesó con 28 años. Ingresó en el noviciado de Vitoria en 1951, el 28 de agosto, dies natalis de santa Joaquina.
Tras profesar los votos perpetuos en La Bañeza, desarrolló su misión en Infiesto, Vigo, León, Bilbao, Villaviciosa, Laguardia y finalmente, León, donde primero se dedicó a la docencia y, tras su jubilación, se dedicó al voluntariado. Al resto de hermanas siempre les llamó la atención el fuerte cariño hacia ella de los niños. El mismo cariño –asegura ella al Diario de León– que le profesan ahora en la casa de la calle Cardenal Landázuri, una de las seis comunidades Vedruna en León, a la que se suma otra en la Bañeza y una comunidad de laicado, además de diversas obras educativas y sociales dependientes de la Fundación Vedruna Educación.
En total hay en León 53 hermanas. Para celebrar el centenario de la “hermana Luci”, se sumaron a ella numerosos sobrinos, de los que, recoge el Diario de León, no dejó en ningún momento de presumir, repitiendo cada poco tiempo: “Mis sobrinos son muy cristianos y muy trabajadores”.