En estos dos últimos años, desde el inicio de la pandemia, hemos tenido en casa a Loubna marroquí de 19 años, a Beatriz Angélica, ecuatoriana de 53 años y desde hace dos semanas tenemos con nosotras a Sami (Samantha), venezolana de 18 años.
Seguimos convencidas de la necesidad y la conveniencia de tener abiertas las puertas, de dejar que la acogida en casa, la presencia de rostros nuevos, el compartir espacio y mesa, compartir VIDA, sea algo que forme parte de nuestro vivir cotidiano.
En estos dos últimos años, desde el inicio de la pandemia, hemos tenido en casa a Loubna marroquí de 19 años, a Beatriz Angélica, ecuatoriana de 53 años y desde hace dos semanas tenemos con nosotras a Sami (Samantha), venezolana de 18 años.
Con ella, la comunidad ha rejuvenecido. No sólo el promedio de edad ha descendido notablemente con su llegada, también han entrado risas, baile, y proyectos, … Cada llegada significa, para cada una de nosotras y como comunidad, un nuevo comienzo, una llamada a estar atentas, a acoger la novedad, a cuidar nuestras formas, a salir de “nuestros” problemas y saber acompañar y compartir la vida, el momento de las que llegan a casa con inseguridad y temores y a la vez con grandes deseos de poder labrarse un futuro.
Sami ha llegado a Barcelona siguiendo sus sueños después de un largo viaje y no encontrar la acogida que ella esperaba en Madrid. Migra Studium Hospitalidad, ha pedido nuestra colaboración.
Damos gracias a Dios por darnos la posibilidad de dar un nuevo sentido a nuestras comunidades, por darnos la posibilidad de hacer real y concreto el documento “Familia Vedruna, casa de puertas abiertas”.
Comunidad Vedruna (calle Mallorca) Barcelona