Varias hermanas han celebrado en estos últimos días de septiembre sus 75 años en la congregación Vedruna. Las bodas de diamante han sido ocasión para la acción de gracias por sus vidas de entrega, y para la renovación de sus votos, acompañadas por el resto de hermanas de comunidad.
El día 17 de septiembre las hermanas de Ourense despertaron a la hermana María Concepción López Ramos cantándole “Las Mañanitas”. Las dos comunidades de la ciudad se unieron después en el rezo de Laudes y la celebración de una Eucaristía de Acción de Gracias, concelebrada por el capellán, D. Manuel, y el canónigo archivero de la catedral, D. Miguel Ángel, muy amigo de la hermana Concepción. Tras el ofertorio, la homenajeada renovó sus votos religiosos, acompañada del resto de las hermanas, “uniéndonos en este único deseo de ser fieles a Jesús a lo largo de nuestras vidas”, cuentan.
Un momento especial fue la Acción de Gracias, en la que la hermana Concepción se unió a la Virgen repitiendo sus mismas palabras, como relata una hermana presente:
“Ecce: Donde H. Concepción ponía en las manos de Dios toda su historia personal. Fiat: Palabra que pronunció, de corazón, cuando tuvo que aceptar momentos difíciles y pequeñas o grandes cruces en sus distintos destinos en Ourense, Vigo, Roma… y que sigue repitiendo hoy cuando su salud y sus fuerzas se van reduciendo. Magnificat: Palabra del corazón agradecido por todos los que a lo largo de estos 75 años han sostenido su ilusión y su entrega. Como remate de esas vivencias, está la palabra Amén, que significa la plena aceptación de lo vivido y de lo que la queda por vivir. Palabra que remata la entrega total de la persona consagrada al Dios que la eligió y a la tarea que se la encomendó”. Y para finalizar la Misa, antes de continuar la fiesta con una comida, el canto “Madre del alma mía”, especialmente querido para la hermana Concepción.
Bodas de diamante en Vinalesa
Una semana después celebraban sus bodas de diamante en Vinalesa (Valencia) nada menos que tres hermanas: María Costa, Mª Pilar Iñigo y Vicenta Ros, rodeadas de familiares, amistades y las hermanas de las comunidades cercanas.
Junto al párroco y capellán de la comunidad, además de dos sacerdotes amigos, celebró la Misa el obispo, Arturo Ros, natural de Vinalesa y sobrino de la hermana Vicenta. Fue una “Eucaristía sencilla y sentida”, “una Eucaristía en la que la comunidad quiso renovar los votos junto a las Hermanas que celebraban su aniversario de una vida entregada al servicio por el Reino, siguiendo las huellas de Joaquina de Vedruna, queriendo ‘remediar las necesidades’ allí donde se encontraban”, relata una de las presentes.
Las celebraciones se extendieron a lo largo de todo el día, “unas horas de encuentro fraternal” que se vivieron “como el final de una etapa de soledad impuesta por la pandemia”.
Celebración en Caldes de Malavella
Patrón similar se siguió al día siguiente, 25 de septiembre, con la doble celebración en Caldes de Malavella (Girona) por los 75 años de vida Vedruna de las hermanas Mercè Capdevila y Rosa Gomar. “Cuánto camino, cuántas horas de oración, de trabajo, de comunidad, de compartir. ¡Cuánta gracia, cuánta entrega, cuánto perdón!”, cuenta tras la celebración Pilar Casanova.
“Todo ello ha sido el motivo de nuestra celebración, dando gracias a Dios por el don recibido y el don entregado. Laudes, desayuno, abrazos, mural significativo… Y a media mañana una visita inesperada: dos cabezudos que han venido a felicitar a Rosa y a Mercè y a preguntarles por qué escogieron este camino”.
Entre el almuerzo y la cena de celebración, los cantos y los recuerdos, el punto culminante del día fue la celebración de la Eucaristía, con la renovación de los votos por parte de las dos hermanas.