La educación es un valor por cuanto tiene como meta acompañar al ser humano a desarrollar su potencial interior de modo que le capacite para situarse libremente en el lugar que le corresponde de manera coherente y conforme a sus principios y convicciones. Esto constituye lo primero y principal. Todo lo demás son medios, recursos, reglamentos, normas, etc. que mejoran o dificultan la acción educativay el desarrollo de distintos aprendizajes.
A lo largo de la historia encontramos que todas las culturas significativas se han ocupado de la educación de sus miembros, a veces de manera muy sistemática. Es cierto que la educación de los primeros tiempos estaba reservada a los hombres y a las clases sociales altas, casi exclusivamente.
No es historia de la pedagogía lo que se pretende en esta breve exposición sino más bien manifestar cuán importante ha resultado el tema educativo siempre.
Este tema se puede abordar desde muchos ángulos que en la práctica resultan complementarios. Cada uno tiene un punto de partida y de llegada. Pero ahora únicamente intentaremos resaltar aquellos ámbitos fundamentales que permanecen a lo largo del tiempo con la debida adaptación a cada momento dado el carácter dinámico de la vida.
La educación es un valor por cuanto tiene como meta acompañar al ser humano a desarrollar su potencial interior de modo que le capacite para situarse libremente en el lugar que le corresponde de manera coherente y conforme a sus principios y convicciones. La educación comienza en el hogar desde los inicios de la existencia, se complementa en la escuela y se ejercita y mejora a lo largo de la existencia. El proceso finaliza con la vida si bien a lo largo de ella varían los agentes educativos y otros aspectos.
Este significado esencial de la educación lo han expresado filósofos, poetas, educadores… En general aluden a los fines, intuiciones, valores que enriquecen a las personas por encima de circunstancias concretas, a las metas y actitudes que deben configurar a quien decide ser educador, etc.
Algunos modelos:
Sócrates en el S V a.C. es un prototipo: pretende enseñar a pensar a sus discípulos mediante el método de la mayéutica socrática convencido de que el maestro no inculca el conocimiento, sino que provoca que el discípulo lo extraiga de sí mismo mediante la conversación con él, el pensar y reflexionar. Enseñaba la verdad desde una visión moral y ética. Tenía un concepto del hombre: el amor, el bien y la bondad constituyen dimensiones universales. Esto le valió la condena a muerte acusado de corromper a los jóvenes.
Jesús de Nazaret: Mateo, 23 8-10.
“Vosotros no os hagáis llamar maestros, pues uno solo es vuestro maestro, mientras que todos vosotros sois hermanos. En la tierra a nadie llaméis padre, pues uno solo es vuestro Padre, el del cielo. Ni os llaméis instructores, pues vuestro instructor es solo uno, el Mesías”.
Joaquina de Vedruna. S XIX: “fundó la Institución Carmelitas de la Caridad Vedruna para ofrecer una respuesta “a las necesidades de lospueblos” en educación,en atención a la salud y a la marginación social. Una tarea que revestía carácter urgente.
Aprovechando las estructuras ofrecidas por las leyes, las Carmelitas de la Caridad Vedurna ofrecieron una educación inspirada en los valores del Evangelio. Desde su pedagogía, calificada posteriormente como pedagogía delamor, Joaquina inculcaba a sus educadoras/es su propio código educativo con palabras tales como:
-“Haced todo por amor, nada por fuerza”.
-“Si lográis el corazón de las criaturas de mal gobernar, entonces conseguiréis fruto”
-“No os mostréis demasiado severas/os, lo echaríais todo a perder”.
-No corrijáis a gritos, ni pongáis mala cara…, y procurad que no se vayan dolidas/os y os pierdan el cariño y la confianza”
-“El amor todo lo vence”
-“Nada agrada tanto a Dios como la constancia”
-Podéis estar seguras/os que el buen Jesús os ha escogido para trabajar mucho en su viña, esto es, en cultivar tiernas plantas y cuidar a los desvalidos” E.V. pags. 12-13.
Se podrían citar muchos más modelos o ejemplos, pero creo que la escuela Vedruna educa bajo estos rasgos bien programados y realizados a través de proyectos actualizados.
Nos hemos movido hasta ahora en el nivel de los principios para poner las bases de una educación integral. En los tres modelos o ejemplos sin buscar comparativas ni categorías ni debates que pueden surgir subyace el concepto de maestro y discípulo (docente-discente) que constituyen el eje vertebrador de la educación. Esto constituye lo primero y principal. Todo lo demás son medios, recursos, reglamentos, normas, etc. que mejoran o dificultan la acción educativay el desarrollo de distintos aprendizajes.
No obstante, la educación ciertamente necesita un soporte concreto que defina y regule objetivos, valores, contenidos, métodos, educadores, participación, tiempos, espacios, recursos… Esto se plasman en la legislación educativa que tampoco debe ser ajena a los principios.
Hacemos un breve recorrido:
En el siglo XIX la legislación educativa resulta escasa. “Los primeros intentos de poner en marcha un sistema educativo estatal corresponden a las Cortes de Cádiz en 1812 y a los gobernantes liberales del llamado Trienio Constitucional. Intentos todos ellos que no pasaron de la fase de intentos. A pesar de todo, fue en esta primera mitad del siglo XIX cuando se sentaron las bases del sistema educativo español. El debate sobre las cuestiones educativas fue uno de los temas estelares de la política española de todo el siglo”. (“Carisma educativo de Joaquina de Vedruna”. Mª Isabel Burgell, CCV).
Ya a mediados de siglo, en 1857, se publica la llamada Ley Moyanoo “Ley de Instrucción Pública” que permaneció vigente hasta la publicación en 1970de la “Ley General de Educación”de Villar Palasí, ministro de Franco.
En el período democrático la legislación es más completa, numerosa y potente.
Los preámbulos de estas leyes abundan en grandes propósitos e intenciones que se expresan en palabras como libertad, equidad, calidad, comunidad educativa, proceso de construcción europea, responsabilidad, esfuerzo, mérito, superación, convivencia, participación, valores, etc.
El articulado lo regula casi todo y pretende lograr los enunciados del preámbulo del modo más acorde con la mentalidad del legislador.
Como conclusión y en el actual momento al que le aplicamos adjetivos muy diversos, cabe una reflexión sobre estas cuestiones u otras que nos permitan no distraernos de lo que define nuestros rasgos de identidad.
Y hacia dentro y con calma preguntarnos y respondernos qué aporta de calidad, libertad, equidad, autonomía, crecimiento personal… una ley sobre otra. Y ahí pongamos el énfasis.
Con esperanza afirmamos que, a pesar de los pesares, ¡hemos mantenido las puertas abiertas y la luz encendida desde hace casi dos siglos!
“A distinguir me para las voces de los ecos,
y escucho solamente entre las voces, una”
PRETRATO, Campos de Castilla. Antonio Machado.
Elena Amparo Vidales