De 5º de Primaria a 2º de Bachillerato, cada clase del colegio Jesús y María elige cada año a una delegada o delegado de Pastoral. Ellas son quienes animan la campaña solidaria de este año, dirigida a prestar ayuda a hogares de un barrio especialmente golpeado por la crisis.
En el colegio Jesús y María de Valladolid, popularmente conocido como El Museo –por su ubicación, junto a junto al Palacio de Santa Cruz, antigua sede del Museo de Escultura–, los delegados de Pastoral son toda una institución. Junto a la delegada de clase, las alumnas y alumnos a partir de 5º de Primaria eligen a sus representantes para dinamizar la pastoral del centro. “La idea partió de los propios alumnos”, cuenta la responsable de Pastoral, Isabel Fernández. “Nos decían que la ‘parte teórica’ estaba bien, pero que querían hacer más cosas, sentirse más útiles”.
El centro acogió la propuesta con entusiasmo. “Esto es justo lo que busca nuestro proyecto educativo: formar a personas que se impliquen activamente en la sociedad, en sus parroquias…, ciudadanos con sentido crítico, con inquietudes”.
Reunión de trabajo y ceremonia de envío de los delegados de Pastoral en 2019
Los delegados, que cada año se van renovando, “consiguen que otros chicos se involucren, porque siempre les resulta más fácil conectar con alguien de su propia edad”. Además, han generado lazos entre los diversos cursos que “antes no existían”. “En las reuniones los más pequeños están felices de participar con los mayores. Y es muy tierno ver cómo los mayores los acogen y se preocupan por ellos”.
Colaboración con la Asociación de mujeres de La Rondilla
Un momento de especial protagonismo para los delegados de Pastoral es “la Cadena de Solidaridad”, la campaña de Navidad, que desde hace algunos años, el colegio realiza en colaboración con la Asociación de Mujeres de La Rondilla, una entidad con activa presencia Vedruna.
“Pasamos de organizar simplemente una recogida de productos a una implicación más personal”, cuenta Isabel Fernández. Se trataba de que las chicas y chicos pudieran “conocer e involucrarse” en la realidad del barrio de La Rondilla y de la asociación, de modo que hubiera por su parte una “implicación más personal que les provocara vivir las necesidades de los demás como propias”.
Este año, la campaña tenía más sentido que nunca. La Rondilla es uno de los barrios de la ciudad donde más ha aumentado el desempleo y más duramente ha golpeado la crisis. Los protocolos anti-covid de la escuela, sin embargo, impedían repetir las acciones cotidianas de otros años, como utilizar determinados espacios como almacén para las ayudas.
De ahí surgió la idea de recurrir al crowdfounding solidario, con el apoyo de la fundación Kukumiku, experta en financiación de campañas de este tipo.
Se puede colaborador con pequeños donativos, a partir de cinco euros, pero “no está siendo fácil”, reconoce Isabel Fernández. “Cuando las ayudas se recogen físicamente, la iniciativa se visibiliza mejor. Este año, sin embargo, hemos tenido que recurrir a nuevas estrategias”.
Y así fue como las delegadas y delegados de Pastoral grabaron un vídeo para difundirlo a través de las Redes Sociales. Es su recordatorio de que, aunque no hay familia en la que de un modo u otro no haya golpeado la crisis, algunos hogares de Valladolid están afrontando situaciones bastante más complicadas.