En el Colegio Vedruna de Carabanchel (Madrid), en el curso 2023-2024 se produjo la creación de un grupo de encuentro para familias.
La misión de este grupo ha sido clara: promover el crecimiento personal a través del aprendizaje y la participación activa. La visión, por su parte, se ha centrado en crear un espacio de relación, apoyo mutuo y liberación emocional.
Las reuniones fueron de una frecuencia semanal: 16 encuentros de 90 minutos por sesión haciendo un global de 24 horas. El número total de familias que acudió en alguna ocasión fue de aproximadamente de 17, con una media de asistencia de 6 familias por sesión.
El grupo acabó siendo conformado en su totalidad por mujeres, probablemente influido porque estas suelen estar más abiertas a los contextos de intimidad y vulnerabilidad a parte de que, en este momento, son las que más se involucran en la crianza de los hijos y de las hijas. Muchas de ellas eran madres solteras.
A través de diversas sesiones, se exploraron las realidades personales, compartiendo expectativas y deseos y reconociendo la importancia del apoyo social.
Abordamos temas relevantes como la comunicación efectiva con el colegio mediante la plataforma ALEXIA, las trayectorias educativas y la importancia de establecer normas, límites y recompensas en la crianza. Discutimos sobre estilos educativos, la teoría del apego y cómo nuestras experiencias de infancia nos han moldeado como padres.
También reflexionamos sobre la comunicación familiar, la ansiedad y estrategias efectivas para afrontarla. Compartieron historias de migración, fortaleza y desafíos.
Las últimas sesiones de este proyecto se centraron en la espiritualidad y la evaluación de la experiencia vivida. En la sesión de espiritualidad, hablamos sobre la importancia de dar un sentido trascendente a nuestras vidas y cómo esto puede ayudarnos a continuar, destacando la clave de aceptar aquello que no podemos cambiar y de reunir el valor para cambiar lo que sí podemos. Realizamos una dinámica llamada «la cajita de Dios,» una caja donde podemos soltar aquello que nos preocupa, pero sobre lo cual no tenemos control.
En la sesión de evaluación, compartimos el impacto del grupo en nuestras vidas, destacaron mejoras en habilidades como madres, la construcción de relaciones de confianza, la expresión sin juicio, y el descubrimiento personal.
Finalizamos con la dinámica de la «rueda de la vida,» donde coloreamos secciones de una rueda según nuestra satisfacción en diferentes áreas de la vida, evaluando nuestro progreso y planificando el futuro.
En resumen, la experiencia de crear y participar en este grupo de encuentro ha sido sumamente positiva, permitiendo a las familias del colegio fortalecer sus lazos, mejorar su comunicación, obtener reconocimiento de un grupo, promover el aprendizaje colectivo y adquirir valiosas herramientas para sus vidas… empezando por el propio autocuidado como vía para darse y dar lo mejor de sí.
Adrián Frías