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Entrevista a Mª Dolores Aguirre: “La música es un don de Dios, también para quienes piensan que no saben cantar

Entrevista a Mª Dolores Aguirre: “La música es un don de Dios, también para quienes piensan que no saben cantar

“Soy Mª Dolores Aguirre; nací en Madrid en el año 1935. Vivo en Roma y me dedico a la música”. Así se presenta esta religiosa Vedruna con un extenso currículo de toda una vida dedicada a la música. En 1972 fue llamada a dirigir en Roma el Coro Guía de San Pedro en Vaticano, del que estuvo en al frente durante 30 años. Como responsable, desde 1979 del coro de San Cipriano, acompañó con el canto el Rosario que el Papa Juan Pablo II recitaba los primeros sábados de mes. En 1980 se incorporó a la Radio Vaticana como responsable del Programa Litúrgico. Grabamos todos los cantos para las Celebraciones litúrgicas que se transmitían. Y estuvo siempre ligada a la docencia a través del monasterio de Santa Cecilia, del coro del Valle de los Caídos o de la Escuela Tomás Luis de Victoria, inicialmente destinada solo a religiosos y religiosas, y posteriormente a cualquier persona interesada en recibir una formación litúrgico-musical. Preguntada sobre cuál de estas actividades le ha aportado mayor satisfacción, Mª Dolores Aguirre responde que “todas por igual”. “Nunca he hecho distinción entre una u otra; en todas he buscado el modo de dar lo mejor de mi haciendo vida el paso de (Miqueas 6,8) “caminar humildemente con mi Dios”, cantando sus maravillas.  A Él siempre le he encargado lo demás”.

 

¿Desde cuándo tienes contacto con la música? Desde muy pequeña. Mi madre tocaba el piano y yo cantaba con ella. Era una artista, recuerdo con qué gusto interpretaba Chopin, cosa que me sirvió en el futuro para mi carrera en el conservatorio.

Sabemos de la importancia de la música en la misión evangelizadora de la Iglesia. ¿Qué nos dices sobre eso desde tu experiencia?

A nivel de misión la ejerzo en el Coro “Iubilate Deo” a través de la música en distintos momentos. En las  pruebas de canto se entra en el significado del texto y en su interpretación musical. En los conciertos tenemos muy claro que nuestra presencia es la de evangelizar a través del arte. En la liurgia, animar con nuestra presencia y nuestro canto a quienes, como nosotros, participan a la celebración del Día del Señor. Todo esto se convierte también en misión para el coro, pero comporta una asiduidad y una convicción no indiferente.

También ejerzo mi misión en la Escuela de Música. Allí se siente una responsabilidad mayor. Son personas adultas interesadas en adquirir una formación litúrgico-musical adecuada para prestar sus servicios en las parroquias y comunidades religiosas. La mayor parte viene con un conocimiento escaso de lo que representa el canto en la liturgia. Cuando se les explica, se les abre un maravilloso horizonte y constatan que nunca han recibido una formación en este sentido.

 

Creo que la música en general, y el canto en particular, es un medio con el que las personas pueden descubrir y experimentar sentimientos y valores que duermen en su interior: complejos, miedos, sentirse no valoradas, etc. ¡A cuántas personas he visto llorar por no ser capaces de comunicar ni siquiera un simple sonido! Y al contrario, ¡cuánta alegría al descubrir que son ellas las que los trasmiten!

La participación del coro en la liturgia es importante para ir descubriendo poco a poco el mensaje y el contenido de los cantos. En la liturgia se aclama, se responde, se dialoga, se afirma, se alaba… Es allí donde los cantores se encuentran personal y comunitariamente realizados, en medio a un grupo de personas y a una asamblea que alaba a su Señor. Cada momento de la celebración, acompañado de su canto, tiene un profundo significado; esto hace que, dando vida a esos cantos, el coro vaya adquiriendo un conocimiento de lo que el Señor les quiere comunicar. Se entiende así que el canto en la liturgia se convierte en una catequesis permanente, tanto para el coro como para todos los que participan en la celebración. Esto será posible siempre que el coro sea consciente de que lo que transmite, es siempre una experiencia de Dios.

¿Cuál es tu sueño, en música, para el futuro?

Que todos puedan experimentar que la música es un don de Dios a la persona, para todas las personas; también para las que piensan que no saben cantar. Hay muchas formas de cantar, una de ellas es saber escuchar y hacer suyo el canto o la música que escuchan. Me gusta citar una frase de Isaías: “Escucha y tu alma vivirá”.

De todas las obras que has mencionado, ¿cuál es tu preferida?

El Coro Iubilate Deo. Hemos crecido muchos años juntos: padres, hijos y los hijos de sus hijos. Ellos han sido un regalo de Dios para mí.

¿Qué dirías a los jóvenes de hoy, en la fiesta de Santa Cecilia?

Creo que muchos jóvenes tienen una idea de la religión un poco reduccionista. Por ejemplo, cuando veo a los futbolistas hacer la señal de la cruz antes de salir al campo de juego, tengo que decir que me conmueven. Son buena gente. Pero yo les diría que en el campo de la vida hay otra jugada que vale la pena vivir con alegría, esperanza  y una fe bien arraigada en un Dios que vela por ellos, que va delante de ellos para enseñarles a correr, que les busca para ser su mejor amigo. Que como Santa Cecilia sepan mantenerse fieles ante las seducciones que imperan en el mundo de hoy.

También les diría que poco a poco vayan cambiando su concepto de Iglesia en el mundo de hoy. Que hagan el esfuerzo de pensar que, aunque, la Iglesia, está formada por una humanidad débil, pecadora, llena de suciedades como decía el Papa Benedicto XVI, está igualmente sostenida por una Persona. Esta Persona se llama Jesucristo, que enamorado de la vulnerabilidad de sus hijos subió a la cruz mirando con amor a cada uno de nosotros para hacernos partícipes de una vida nueva resucitada.

Finalmente les diría que canten, que canten con arte dando sentido a “su canto” en cada una de las circunstancias en que lo interpreten.

 

Maria José Meira

Fecha

noviembre 22, 2023

Categoría

Otras