“Cuando se comparte, hay pan para todos!!!” es el lema escogido para la II Asamblea Intercontinental de Laicos, que se celebra del 31 de octubre al 1 de noviembre. El exsecretario general de Cártias Española Sebastián Mora reivindició un reconocimiento del laicado -y en particular, de la mujer– en una Iglesia que «sigue siendo una organización clerical».
Laicos Vedruna de todo el mundo se reúnen en Asamblea Intercontinental del 31 de octubre al 1 de noviembre, un encuentro para presentar los trabajos realizados desde 2017 (cuando se celebró la I Asamblea Intercontinental, en El Pardo –Madrid–), aprobar el itinerario formativo y, en el aspecto más festivo, dar la bienvenida a nuevas comunidades laicales de Asia, presentes en India y Filipinas.
“Cuando se comparte, hay pan para todos!!!” es el lema escogido para esta II Asamblea. “Hoy nosotros somos con los que Jesús cuenta, somos los que compartimos con otros el pan, un pan con sabor a solidaridad, justicia, fraternidad y caridad. Un pan para ser partido y compartido con el sentido no de dar, sino de darse con amor”, explicó la coordinadora general del Laicado Vedruna, Mamen Barrena.
Acompañaba a Barrena en Madrid un equipo de laicos y hermanas Vedruna, junto a María José Meira, consultora del Equipo General. También asistió de forma presencial el exsecretario general de Cárias Española y profesor de Comillas Sebastián Mora, que ofreció una charla sobre el lema de esta asamblea, que a la vez fue una reivindicación del laicado en una Iglesia que tiene claro que la sinodalidad es el camino, pero a la que todavía le cuesta desprenderse de actitudes clericalistas y –apostilló Mora– sexistas.
“Tenemos que ser conscientes que las personas laicas experimentamos una doble experiencia de extrañamiento”, dijo. “Por un lado, para la Iglesia, en muchos casos, seguimos siendo un recurso necesario pero secundario”. “La institución eclesial sigue siendo una organización clerical. Los acentos pueden ser diversos, pero en general seguimos viviendo en una organización clerical, lo que resta credibilidad y fuerza a la misión.
“Pero, además de este extrañamiento interno –prosiguió–, los creyentes somos extraños al mundo social, político y cultural en el que desarrollamos nuestra cotidianidad. En el mundo, y con especial incidencia en el entorno europeo, ser cristiano no tiene la valoración positiva que pudo tener en otras épocas. En muchos aspectos, ser cristiano es una carrera contracultural frente a visiones que pueden llegar a ridiculizar la experiencia religiosa y, más específicamente, la tradición cristiana”.
Por ello, “nuestro discipulado, como laicado Vedruna, debe profundizar en nuestro ser ciudadanía, y nuestro compromiso de ciudadanía debe solidificar nuestro discipulado laical. Al cristiano no le está permitido huir del mundo. Extra orbem nulla salus (fuera del mundo no hay salvación)”, dijo, dándole la vuelta a la máxima de san Cipriano de Cartago Extra Ecclesiam nulla salus significa: «Fuera de la Iglesia no hay salvación», definitivamente superada por el Concilio.
“La salvación cristiana es histórica y requiere mediaciones históricas para desplegar su potencial liberador”, explicó Sebastián Mora. “Un laicado comprometido en el mundo y para el mundo debe tomarse en serio los procesos sociales o encrucijadas vitales que son riesgos y oportunidades para un compromiso que sea ‘pan para el mundo´ pastoral encarnada en la historia”.