“En una sociedad que a veces suele ver el vaso medio vacío, debemos situarnos decididamente junto a los que creen que es posible transformar el mundo a mejor”. De este convencimiento parte el lema elegido por la Fundació Vedruna Catalunya, inspirado en la famosa frase de Paulo Freire “la educación no cambia el mundo, cambia a las personas que cambiarán el mundo”.
La cuestión para las 37 escuelas que integran hoy la fundación es “qué se llevarán los niños o jóvenes cuando se marcharán de la escuela”. Porque “de lo que se lleven dependerá en gran medida la forma que darán al mundo”.
La propuesta es intensificar el enfoque humanista en la escuela, en la línea que viene potenciando la fundación, con la incorporación al “pacto educativo global” convocado por el Papa Francisco o la multiplicación en los últimos años de proyectos según la metodología aprendizaje-servicio o similares, que vuelcan los aprendizajes en el aula en acciones sociales en la comunidad.
“Debemos impulsar y poner en el centro de la escuela todos aquellos proyectos que nos intensifiquen como humanos”, explica la fundación. “Proyectos que den respuesta a la erosión de los derechos humanos, la crisis ambiental, las desigualdades crecientes, etc. Debemos mover los currículos, como nos pide la UNESCO, hacia aprendizajes centrados en problemas y hacia proyectos que sean capaces de trascender los límites disciplinarios para encontrar soluciones viables e imaginativas”.
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