El padre Nicéforo Obama es uno de los rostros visibles de la campaña de Obras Misionales Pontificias en España con motivo de la Jornada de las Vocaciones Nativas, que se celebra el 21 de abril junto a la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones.
Durante su visita a España, el sacerdote contó que la primera chispa de su llamada al sacerdocio surgió del testimonio de una comunidad Vedruna que se instaló en su pueblo a principios de los años ochenta. Eran “todas ellas españolas En las catequesis, en los encuentros, me impresionó tanto su labor social y caritativa, y me preguntaba siempre: ¿por qué estas jovencitas salen de España, de su pueblo, para trabajar aquí? ¿Qué estarán ganando?”.
“Me impresionaba la entrega”, añadió. “Abrieron un centro de salud, nos enseñaron a leer y a escribir, visitaban las ancianas en el pueblo… Todo esto me iba creando una inquietud, suscitando interés en mi interior”.
Gracias a estas religiosas españolas, Nicéforo Obama descubrió que “Jesús es el que da sentido a la vida”, y decidió ser sacerdote, “para no solo encontrar yo en Jesús las respuestas, sino ayudar a los demás a encontrar estas respuestas que ofrece Jesús”.
Ser sacerdote, religioso o religiosa en tierra de misión, sin embargo, va mucho más allá de esta labor específicamente pastoral. En países como Guinea, dijo, “es la iglesia la que sale al encuentro del hombre y le ayuda en la sanidad, en la educación, en la asistencia caritativa, en todo, y además en el culto. Una vocación ahí no solo se dedica a la catequesis y al culto”. Por ello, sostener una vocación en territorio de misión significa “ayudar a muchísima gente”, apostilló.
Toda esa labor asistencial resulta de importancia vital para la población local, pero además está la “coherencia” y “el estilo de vida” de Jesús, que se hace visible y se contagia gracias a testimonios como el de las religiosas Vedruna que despertaron en él la vocación sacerdotal.