La Navidad ha sido la culminación a una larga fiesta vivida con mucha intensidad en las cuatro comunidades enfermerías y casa de hermanas mayores en la Zona C de la Provincia Vedruna Europa, que abarca Catalunya: Caldes SJV, Tarragona SJV, Vic Casa Mare y Manresa Casa Vedruna.
En Caldes, cuenta una hermana, la preparación ha girado en torno al pesebre, que”es una tradición y al mismo tiempo una catequesis y un lugar de encuentro”. “De pequeñas, en casa, todas habíamos puesto un pesebre y allá descubríamos que Jesús había nacido pobre, pero también que los sencillos, pastores y gentes de la comarca se habían acercado para llevarle presentes y adorarlo”. Al llegar la gran fiesta de la Nochebuena y la Navidad, “cantamos villancicos y volvemos a descubrir que la Palabra se hizo Carne y plantó en nosotros su Tabernáculo”.
Claro que, a veces, la repetición y la fuerza de la costumbre pueden hacer que pase desapercibido lo extraordinario de las celebraciones de estos días. La edad, curiosamente, es un buen antídoto para recuperar una mirada abierta al asombro. Desde la Casa Mare de Vic comparten esta reflexión: “A pesar de todo, Navidad tiene mucha fuerza y, a medida que vamos sumando años, vamos atisbando que no es el Señor quien viene, porque ya ha venido, sino que somos nosotros los que nos vayamos acercando cada vez con más autenticidad, hasta que la comunión será plena”.
Desde esa convicción se ha preparado intensamente el camino a la Navidad en el lugar en el que se inició la obra de Joaquina. “Hemos querido dar un paso más en este camino que sabemos bien que es un peregrinaje”, cuentan desde la comunidad de Vic. “A lo largo de las cuatro semanas de Adviento hemos escuchado la palabra de Isaías y de Mateo que nos han acompañado en las eucaristías de cada día, hemos deseado el perdón de Dios y de las hermanas celebrando el sacramento del perdón, hemos puesto a punto el recuerdo de los villancicos y hecho trabajos manuales que darán color a los espacios comunitarios y, finalmente, hemos preparado la liturgia y la comida de la Navidad como ejes principales del encuentro con Dios y con las hermanas que viviremos con tanto sentido e ilusión el día 25”.
La profundidad no está reñida con la fiesta, que “no podía faltar en el conjunto de las vivencias alegres de estas fiestas. Recordamos que Joaquima deja claro que ‘la alegría es la principal virtud’”, para lo cual las hermanas lo han pasado “a las mil maravillas con la proyección de los pastorcillos de Folch y Torres que teníamos preparada”. Ahora se preparan ya para “el recibimiento de los Reyes de Oriente”, celebración que no quedará empañada a pesar de que sus Majestades “ya nos han avanzado que este año tienen mucho que sanar y consolar en los países en guerra, cosa que quiere decir que no han tenido tiempo para ofrecer presentes a los que ya tenemos de todo”.
Así, entre unas cosas y otras, comparte una hermana de la Casa Mare: “No sé qué tiene el mes de diciembre que pasa como un soplo. Parece que todo él empuje a la preparación del gran día que, como un Papa Noel, viene cargado de recuerdos cálidos, llenos de melodías de niñez que nos gusta volver a sentir, a pesar de que quizás en el saco también se puede encontrar alguna melancolía que no querríamos recordar”.
Mandalas y estrellas
Sin salirnos de Catalunya, las mandalas han sido las protagonistas en la preparación y celebración de la Navidad en la comunidad de Manresa. La laboriosa preparación de estos objetos es descrita como “una experiencia muy positiva y alentadora”. Desde semanas antes de la Navidad, “por la tarde se podía ver a las hermanas repartidas por diferentes lugares de la casa muy aficionadas pintando y totalmente concentradas en lo que hacían. Lo más bonito era ver como se visitaban las unas a las otras y comentaban y valoraban el trabajo de cada una. Una de ellas dijo: ‘Me gusta este rato porque nos sentimos todas igual y dialogamos con mucha confianza de muchas cosas’”. Ahora, con la celebración de la Gran Fiesta, “las mandalas lucen en varios lugares y son testimonio de la fraternidad que hemos construido todas juntas”.
En Tarragona, en la Casa Santa Joaquima de Vedruna, la herramienta utilizada han sido las estrellas en el árbol de Navidad. Cuentan desde allí: “Durante todo el Adviento hemos vivido la preparación de la Navidad interiorizando, cada una de nosotras, una actitud que queríamos ofrecer al Buen Jesús en su nacimiento. Hemos convertido estas actitudes en estrellas que puedan dar Luz y calor al Divino Niño. Y hemos ido colocando las estrellas en el árbol de Navidad. Mientras las colgaban, todas cantaban con alegría ‘¿No has contado nunca las estrellas, cuando la noche extiende el velo?’… Él sabe el nombre de todas ellas y no las olvida … ¿No sabías que en la tierra todos los hombres somos hermanos?’”.
La simbología de las estrellas de Navidad fue igualmente central en la celebración de la Navidad en las comunidades de laicas, laicos y hermanas de La Palma del Condado, Vícar, y las comunidades de Sevilla, que tuvo lugar una semana antes de la Nochebuena, el 17 de diciembre, en la casa de Nervión. Una celebración, cuentan desde la Comunidad de laicos de Polígonos de Sevilla, esperada este año con especial “cariño y ganas, porque el covid nos ha impedido encontrarnos los dos últimos años”.
Al comienzo de la fiesta, un laico, Antonio Gallego, vestido de pastor, se dedicó a repartir estrellas a los asistentes al ritmo del Tamborilero. “Cada estrella llevaba una palabra invitando a compartir lo que nos sugería en relación a Navidad, lo que dio lugar a una comunicación sentida y profunda”, cuentan desde la comunidad.
Finalmente, una laica, Rafi, dio lectura a esta carta de felicitación que bien podría haber escrito la Fundadora:
Carta de la madre Joaquina a las comunidades de hermanas y laicos reunidas en Sevilla para celebrar la Navidad.
Vic, 17 de diciembre del 2022
Viva Jesús.
Queridísimas y amadas hijas, laicos y laicas de las comunidades de Sevilla:
Nervión, comunidad de hermanas mayores, Polígonos Norte y Sur; Pozo; así como las comunidades de La Palma y Vícar.
La presente es para felicitaros y desearos unas felices Pascuas de Navidad, que deseo las viváis con los corazones inflamados en el fino amor. Amor y más Amor que nunca dice basta.
Hace unos días que regresé de mi gira, al día siguiente de mi llegada tuvimos una nevada, me resfrié y he tenido que guardar cama algunos días. No ha sido otra cosa que flaqueza mía, pues si hubiera tenido el corazón encendido en el amor de Dios, el frío no habría penetrado tan adentro, y si el viaje hubiera sido a Andalucía… ni me hubiera resfriado.
Sí, amadas hijas, procuremos desechar de nuestros corazones todo cuanto pueda impedir el puro amor de nuestro enamorado Jesús, que es todo, y quiere comunicarse a nosotras por medio del amor. Hijas e hijos, si el buen Jesús nos llama sin cesar, nosotras ¿nos haremos las sordas?
¡Qué alegría siento al veros reunidas en comunidad a laicos y hermanas para celebrar las Pascuas de Navidad! También cuando compartís la vida, los sueños, las inquietudes para intentar hacer presente el Reino de Dios en el momento que os está tocando vivir.
Sabed que el buen Jesús lo bendecirá todo. Procuremos tener los corazones encendidos y bien dispuestos para trabajar por la gloria de Dios y el bien del prójimo.
Sé que el momento que atravesáis es difícil, ¡Ay si yo hubiera tenido los medios que vosotras tenéis ahora! Recordad, “hacedlo todo por amor, nada hagáis por fuerza. Él nos sigue llamando sin cesar”.
Fueron muchos los hombre y mujeres que me ayudaron a emprender esta obra, que siempre busqué que fuera obra de Dios, entonces no se llamaban laicos, sino benefactores y ¡cuánto me ayudaron!
Me alegra ver que después de casi dos siglos, sigue viva gracias a tantas hijas mías que entregaron su vida para hacer posible el Reinado de Dios. A cada uno/a os deseo unas felices Pascuas de Navidad, que el buen Jesús nazca en vuestros corazones. Él lo bendecirá todo, “Sed fuertes, humildes y diligentes”.
Vuestra humilde madre Joaquina de Más y de Vedruna.
Domicilio actual: Estoy entre vosotras/os haciendo posible la obra de Dios.