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170 años de la vida en plenitud de Joaquina de Vedruna

170 años de la vida en plenitud de Joaquina de Vedruna

Este 28 de agosto se cumplen 170 años de la muerte de Joaquina de Vedruna. Escribe Maria Antònia Gilibets, ccv: “Para mí Joaquina es la mujer fuerte, la cristiana auténtica, la madre amorosa y solícita, la viuda fuerte, la enamorada de Cristo, la contemplativa inmersa en el misterio trinitario, abandonada en las manos del Padre, dócil al Espíritu, la hija fiel de la Iglesia, pobre con el pobre, débil con el débil, valiente ante la dificultad, contemplativa en la acción, activa en la contemplación, pegada al regazo de María…, modelo para todos en cualquier estado y momento”.

 

Al hablar de Joaquina, siempre la defino como una mujer de nuestra tierra que vivió «con los pies fijos en el suelo» y la mirada en el cielo. Me gusta imaginarla faenando por casa, cuidando del marido y de los hijos, acogiendo a las niñas, recibiendo las hermanas, curando a enfermos…, dejando siempre y en todas partes la huella de su feminidad.

Y es que, en definitiva, Joaquina fue una mujer de pies a cabeza. En una fecunda existencia de 71 años y en un momento histórico de gran marginación de la mujer, pasó por todos los posibles estados de la vida: niña, adolescente, joven, esposa, madre, sobrina, suegra, cuñada, abuela, religiosa, fundadora…, y los vivió plenamente desde su condición femenina.

Hija de familia numerosa con mayoría femenina, recibe de su madre una formación poco común entre las chicas de su tiempo. Esposa amante, comparte con el marido las angustias y las alegrías del trabajo y del hogar.

Madre de familia, también con mayoría femenina (siete chicas), prepara a sus hijas para vivir la realidad de su mundo; les enseña a organizar la casa… Las quiere sencillas, trabajadoras, mujeres de oración, firmes… Compagina admirablemente la ternura maternal con la fortaleza ante la dificultad, el dolor… Lucha con firmeza para defender los derechos de sus hijos en los pleitos familiares…

Cuando, también dentro de la Iglesia, la mujer quedaba marginada, de manera que su consagración a Dios sólo podía entenderse dentro de los conventos de clausura, Joaquina de Vedruna, con valentía y empuje, bajo la influencia del capuchino Padre Esteban de Olot, llamado “Apóstol del Ampurdán”, solicita al obispo de Vic poder reunir en su casa “jóvenes abrasadas de amor a Dios, que con el trabajo y la limosna podrán mantenerse y también podrán vivir como religiosas”. Tiene la suerte de encontrarse con un obispo, Pablo de Jesús Corcuera, llegado de Cádiz, que comulga con sus ideas y las apoya. Es así que como 26 de febrero de 1826 se lanza a la aventura. Inventa un estilo nuevo de vida religiosa femenina, y dedica a sus Hijas a una tarea social: la enseñanza de las niñas, el cuidado de los enfermos y la atención a los marginados. Defensora de los derechos de las niñas a recibir cultura y atención; peregrina por los caminos de Cataluña; amiga de obispos (Corcuera, Claret, Benito y Tabernero…), sacerdotes y religiosos (Esteve d’Olot, Santiago Ramírez…), laicos comprometidos (Josep Estrada, marqués de Puertonuevo)… Es impresionante la relación de amistad que se establece entre Joaquina y todos estos personajes. Corcuera es el obispo que atiende su solicitud, pero es también el padre espiritual, el confidente y el amigo.

Mención especial merece la amistad sincera y profunda entre Joaquina y Josep Estrada, el primer laico de la Familia Vedruna. Fabricante de medias y administrador del hospital de Igualada, acogió a Joaquina y a sus hijos en su casa durante más de medio año, cuando regresaron de Francia (1822). Fue la primera persona, después de su director espiritual, que conoció el proyecto de Joaquina de fundar un instituto religioso. A él va dirigida una de las más preciosas cartas de Joaquina que rezuma confianza en Dios por todos lados (ep. 80)

Cristiana convencida vive su fe y la relación con Dios-Trinidad desde la experiencia de esposa y madre «soy madre y como tal suplico a vuestra piedad que vos, como Padre amoroso, atenderéis mis clamores» (ep. 35) y desde esta misma experiencia imprime en su Obra un característico aire de familia.

También hoy, en esta nuestra sociedad de 2024 que habla mucho de los derechos de la mujer, pero sigue marginándola en tantos y tantos lugares, en tantas y tantas situaciones, el ejemplo y mensaje de la mujer fuerte que fue Joaquina de Vedruna, nos es estímulo, modelo, ilusión…

En pocas palabras, para mí Joaquina es la mujer fuerte, la cristiana auténtica, la madre amorosa y solícita, la viuda fuerte, la enamorada de Cristo, la contemplativa inmersa en el misterio trinitario, abandonada en las manos del Padre, dócil al Espíritu, la hija fiel de la Iglesia, pobre con el pobre, débil con el débil, valiente ante la dificultad, contemplativa en la acción, activa en la contemplación, pegada al regazo de María…, modelo para todos en cualquier estado y momento. Ya lo decía Pio XII en la beatificación: «Cuatro vidas en una”.

Maria Antònia Gilibets

Fecha

agosto 27, 2024

Categoría

Nacional