Profesores de la Fundación Vedruna Educación han impartido un ciclo de formaciones a maestros de escuelas Vedruna en América con el objetivo de capacitarles para que ellos mismos, a su vez, formen a otros docentes. En la Fundación Vedruna Educación llevan años aplicando un modelo en el que lo fundamental es una “inmersión” vivencial en el carisma y el proyecto educativo.
El vínculo se inició en 2019, con la visita a Argentina y Chile de dos representantes de la Fundación, Juan Nicolás Ortiz y Domingo Domínguez, coordinador del equipo de Gestión y del grupo de formadores, y coordinador en el colegio de Ave María de Valladolid respectivamente. La pandemia frustró la continuidad de la colaboración en los meses siguientes. Aquella primera toma de contacto bastó, sin embargo, para afianzar en el Equipo Provincial de Vedrunamérica el convencimiento de que esa era la línea a seguir. Con una condición muy clara: “Pidieron que nos encargáramos de la formación profesores laicos”, explica Ortiz.
En Europa, la progresiva incorporación del laicado a responsabilidades en la escuela Vedruna se ha traducido también en el desarrollo de programas para que el profesorado se apropie del carisma y de la misión de la Congregación. La situación es algo distinta en el continente americano debido a la mayor presencia de hermanas en los colegios. No obstante, apunta Domingo Domínguez, cada vez resulta más patente también allí la necesidad de tender hacia un modelo de misión compartida. “Las necesidades, al final, no son tan distintas”, cree.
En estas últimas sesiones, han participado unos 120 docentes procedentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela, que se completará con nuevas jornadas previstas a final de curso. Los contenidos estuvieron centrados en el estilo educativo de santa Joaquina a partir de sus cartas. Se trata de una temática habitual en la formación que recibe el profesorado en España, si bien Domínguez reconoce que ha echado en falta el “componente vivencial” que solo es posible generar en el cara a cara, sin pantallas de por medio.
Otro de los formadores, Jesús Chozas, profesor del Colegio Nuestra Señora del Carmen de San Fernando (Cádiz), abunda en el carácter participativo de esas formaciones, que no solamente buscan transmitir conocimientos, sino hacerlo “poniendo en práctica la pedagogía de Joaquina”, para, de este modo, “provocar una experiencia de entusiasmo Vedruna, reavivar el compromiso, comprender la grandeza del proyecto”.
“Se trata de hacer un alto en el camino”; “todos necesitamos que nos recuerden qué es el carisma, reflexionar sobre cómo podemos ponerlo mejor en práctica, cómo vivirlo con más autenticidad”, abunda Domingo Domínguez. En algunos casos, esta formación es prácticamente una primera toma de contacto con el carisma. “Resulta muy útil, porque los participantes empiezan a entender cosas que se hacen en los centros y que antes no entendían, el sentido de la pastoral, el estilo educativo…”. En cuanto al profesorado más implicado con el proyecto educativo, “vuelve mucho más implicado. Sus vidas empiezan a ‘complicarse’ más todavía”.
Para Jesús Ortiz, Chozas, “lo más significativo es propiciar la conversión personal”. Eso sí, matiza, “hay que respetar los ritmos personales. La formación nunca es a todo un claustro al completo; pensamos que no debe ser una obligación, una manera de hacer pasar a todo el mundo por el aro, sino que cada uno vaya viviendo y experimentando con los valores y el carisma, para que quien se identifique con él lo vaya poniendo en práctica en su día a día”.
Una formación en tres fases
La primera toma de contacto con el carisma educativo Vedruna tiene lugar en los tres primeros años de incorporación del personal docente. Se trata de dos jornadas, en años consecutivos, preferentemente haciendo noche en el Centro Vedruna de Valladolid. El objetivo es familiarizar al profesorado con el proyecto educativo y pedagógico, y proporcionar un primer acercamiento a la fundadora y la historia de la congregación.
Tras la conocida como ‘Formación Inicial’, prevista para todas las profesoras y profesores, hay una segunda etapa dirigida específicamente a personal docente con entre 5 y 10 años de experiencia y una mayor sintonía con el proyecto Vedruna. Se denomina ‘Líneas Vedruna’, por incidir a lo largo de una semana de encuentro en las líneas de la historia, la propuesta educativa, los retos para el profesorado y la institución Vedruna en la historia y en el momento presente. Estos encuentros se celebran tanto en el Centro de Valladolid como en la Casa Mare de Vic.
Vic es el lugar también para la tercera última etapa llamada ‘Formación Raíces Vedruna’, en la que es central la profundización en la figura de la fundadora y en la evolución de la propuesta educativa Vedruna. En estas formaciones participa profesorado con al menos cinco años de continuidad en la escuela Vedruna, un claro compromiso con el proyecto y, por lo general, perteneciente o con disposición a participar en equipos directivos.
El esquema se completa con una formación específica para el personal de administración y servicios (PAS). Hasta la fecha se han realizado tres encuentros de este tipo, en el que se refuerza la idea de que todo el personal es parte imprescindible del proyecto.
Más que “formaciones”, sin embargo, Domingo Domínguez prefiere la utilización del término “encuentros” a secas. Por importante que sean los conocimientos, “lo que de verdad intentamos transmitir es un estilo de vida. Es la idea de que no se es solo Vedruna cuando estás en la escuela, de 8 a 14:30 y se acabó. No, es vivirlo las 24 horas del día: con tu familia, con la gente que te rodea… En definitiva, es dar continuidad a lo que históricamente han hecho las hermanas que, por la mañana, estaban en los colegios y, por las tardes, seguían siendo hermanas Vedruna en las distintas misiones en las que trabajaban. Con nosotros ocurre lo mismo, con la diferencia de que esa otra por las tardes puede ser la familia o una actividad de voluntariado, pero seguimos siendo Vedruna”.