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Betania: acompañando a personas que han sufrido abusos dentro de la Iglesia

Betania: acompañando a personas que han sufrido abusos dentro de la Iglesia

Confiamos en poder ir haciendo que nuestra Iglesia sea de verdad, como dice Francisco en su motu propio, “una madre amorosa”.

La Asociación para la Acogida y el Acompañamiento Betania se centra en la atención a víctimas de abusos sexuales en contextos eclesiales. Ofrece escucha, acompañamiento terapéutico y asesoramiento a las víctimas, y realiza acciones de formación y sensibilización en entornos eclesiales.

Quiere ser un “tercero facilitador”; eso significa crear las condiciones para que personas que han sido victimizadas puedan encontrarse en un ámbito de seguridad y de confianza para contar lo que les ha pasado y facilitar que los hechos puedan ser puestos en conocimiento de las instituciones en las que se han perpetrado los abusos.

Betania se fundó en 2019 a partir de la iniciativa de un grupo de personas laicas que, ante la realidad dolorosa de las puertas cerradas que encontraban las personas que denunciaban los abusos dentro de la Iglesia, del silencio por respuesta,  de la falta de escucha y acompañamiento… crearon esta asociación civil para ofrecer un apoyo integral.

Un número de teléfono, una página web con un contacto por mail y la buena voluntad y profesionalidad de estas personas fue suficiente para que echara a andar el servicio de acogida y asesoramiento, una vez reconocida la asociación por la Administración. Su finalidad es servir dentro de la Iglesia y su reconocimiento es civil y de ámbito nacional.

Qué relación hay entre Vedruna y Betania

Tomar parte y apoyar la puesta en marcha de la asociación es algo anterior a su aprobación misma. Cuando conoces a personas que sufren en cualquier ámbito enseguida te preguntas qué está pasando y qué puedes hacer.

Todo comenzó con conversaciones, el compartir de dos o tres personas que no permanecieron indiferentes ante el sufrimiento de otras. Luego pasamos a ser cuatro, se fue sumando otra… Así, hasta las 16 que iniciamos oficialmente el proyecto.

En el momento de ver qué ofrecer, al ir dando forma a lo que sería Betania, enseguida la escucha y el acompañamiento fueron una prioridad, y se vio que RUAJ en este campo tenía mucho que ofrecer. Así fue como Betania pidió apoyo a RUAJ, para “diseñar” lo que sería este servicio, por el enfoque integral del acompañamiento y por el tiempo que lleva el equipo acompañando a personas que han sufrido por esta u otras causas,  dentro y fuera de la Iglesia. RUAJ apoyó la iniciativa y la puesta en marcha de la asociación. A día de hoy colaboramos en el equipo de acompañamiento y como parte de la Junta Directiva; somos parte en este proyecto.

La PVE se sumó a este proyecto en cuanto tuvo noticia de él y alguna comunidad está implicada directamente, apoyándolo.

En el curso de Acompañamiento y Protección, organizado por RUAJ con el Centro de Protección de Roma (CPP), se han formado hermanas de la Provincia de Europa y América, y actualmente, hay tres personas de una de las fundaciones educativas tomando parte en el curso.

Cada vez  es mayor la sensibilización en la Provincia Vedruna Europa en relación a la protección y prevención frente a todo tipo de abuso en la Iglesia. Seguimos adelante concretando los pasos a los que invita el documento capitular cuando explicita: “Rompamos el silencio”.

A su vez, Betania ha colaborado con RUAJ para la elaboración del primer borrador del documento de prevención y el protocolo de actuación en caso de abuso, para nuestra vida y misión en la Provincia Vedruna Europa, borrador en el que estamos trabajando en este momento.

Diría por tanto, que en Betania, a través de RUAJ, y con el apoyo de la Provincia, la colaboración y la implicación para apoyar a las personas que sufren y han sufrido abusos dentro de la Iglesia es muy activa, reflexionada, en equipo, y va desde el ámbito de la prevención (formación y sensibilización) hasta el acompañamiento y la participación en acciones, para hacer avanzar en un proceso lento y doloroso, un camino por el respeto a la dignidad de personas que han padecido no sólo el abuso , sino también el silencio durante mucho tiempo, fuera y dentro de la Iglesia y de nuestras congregaciones, por diferentes causas.

Hace 30 años resultaba impensable hablar y afrontar públicamente este tema. Hoy es aún algo difícil de abordar: somos testigos del dolor y el sufrimiento que aún generan los procesos en busca de la denuncia, de justicia y de reparación del daño causado. Sin embargo nos mantiene la esperanza de seguir caminando junto a quienes van pudiendo romper el silencio, atravesar su dolor y avanzar viviendo sanamente su entrega. Confiamos en poder ir haciendo que nuestra Iglesia sea de verdad, como dice Francisco en su Motu proprio, “una madre amorosa”.

Cova Orejas

Fecha

mayo 2, 2021

Categoría

Opiniones