En vísperas de la celebración del Día Internacional del Pueblo Gitano, que este 8 de abril se enmarca en el 600 aniversario de la llegada documentada a España de los gitanos, Oliva Pedrayes recuerda el trabajo llevado a cabo en el Centro Social “La Esperanza” con la comunidad gitana del barrio de los Pajarillos, en Valladolid. En los años 80, con la llegada de la democracia, se había puesto fin a siglos de discriminación antigitana en las leyes españolas, pero todavía persistía una enorme brecha social.
La comunidad Vedruna del Centro Social “La Esperanza” – Pajarrillos Altos, de Valladolid, fue fundada el 8 de septiembre de 1979, siendo provincial la hermana M. Lourdes Alonso Sarrible y general, la hermana Catalina Serna Serna. El arzobispo de Valladolid era entonces don José Delicado Baeza.
El 26 de noviembre de 1979, las hermanas Carmelitas de la Caridad Vedruna obtuvieron del Arzobispado la licencia para apertura de la Casa en el poblado “La Esperanza”, Pajarillos Altos, dedicada al apostolado en este barrio mayoritariamente gitano.
Así nació un proyecto de vida religiosa renovada con una vocación clara de compromiso social y sororal con el pueblo gitano.
¿Dónde se gesta esta iniciativa? Mª Esther Giménez Iglesias, Ángela Valentín Más y Aurora García García sintieron la llamada cristiana a salir hacia el mundo de los más desfavorecidos, marginados, a comprometerse con la población gitana. Visitaban y acompañaban a varias familias gitanas, que vivían en las chabolas del barrio de San Isidro (Valladolid).
Nace la comunidad Vedruna en Centro Social
Cuando fue inaugurado el poblado gitano de” La Esperanza” el 13 de enero de 1979 para realojar a las 110 familias chabolistas de San Isidro, estas tres hermanas que los acompañaban en San Isidro y que habían establecido relaciones de familiaridad con ellos desde hacía tiempo, pidieron autorización a la superioras provincial y general para abrir una comunidad Vedruna en el mismo poblado.
El objetivo de esta iniciativa era “vivir con el pueblo gitano y crear iniciativas con ellos y para ellos, todas orientadas a salir juntos de la marginalidad social y a conseguir sus derechos conservando los valores de su cultura”.
El 8 de septiembre de 1979, Mª Esther Giménez Iglesias, Angela Valentín Más y Aurora García García, Mª del Carmen de Gonzalo de Dios y Virtudes Luengo Alonso, comenzaron a vivir en el mismo Centro Social “La Esperanza. A esta primera comunidad en las instalaciones del Centro Social, se fueron uniendo posteriormente otras hermanas que fortalecieron esta presencia: Julia Cuellar González y Mª Oliva Pedrayes.
El poblado “La Esperanza”
Era de estructura rectangular, formada por viviendas adosadas unifamiliares de 60 m. en dos plantas. Había una guardería y un Centro Social. Tenía una sola entrada.
Misión de la comunidad
Las hermanas abrieron la guardería con servicio de comedor y la escuela Hogar para la promoción y educación de la juventud y de la mujer gitana. Colaboraban también en la tarea educativa infantil y juvenil con el profesorado del Ministerio de Educación y Ciencia, y prestaban apoyo a la Administración sanitaria a través del dispensario ubicado en el Centro Social, donde se ofrecía asistencia médica.
Se llevaban a cabo actividades escolares y extraescolares, además de catequesis en la parroquia de los Salesianos y de diversas actividades con el equipo de Cáritas.
Las hermanas participaban con normalidad en los ritos de la comunidad gitana, y participaban de sus tradiciones. Fueron incluidas en las familias como verdaderas hermanitas, muy queridas. Estos fueron unos años de gran actividad pastoral, educativa, social, humanitaria y de trabajo reivindicativo por la justicia y derechos para el pueblo gitano.
La estructura del poblado, muy cerrada, favoreció la entrada y tráfico de drogas, la vida se fue haciendo muy complicada.
La vida fue evolucionando, la gestión del Centro Social pasó a manos del Ayuntamiento.
Las actividades educativas y de comedor que se desarrollaban dentro de él, cesaron al incorporarse los niños a centros públicos.
En 1985 se creó la Asociación Juvenil gitana con sede en el Centro Social, que recibió también mucho apoyo de los Padres Salesianos que regentan la parroquia Don Bosco en Pajarillos Altos.
En 1986, la comunidad, después de un ejercicio de discernimiento, decidió salir del Centro Social para vivir en un piso cercano al poblado, desde donde siguió trabajando a favor de la población gitana.
Se continuó con la guardería, el dispensario, el trabajo por la educación preventiva y la atención a las familias.
La filosofía del proyecto era favorecer la inclusión y la buena convivencia con el conjunto de la población. Acento especial se puso siempre en la integración escolar de los niños gitanos en las escuelas públicas y en diversas actividades extraescolares y proyectos con la infancia y la juventud gitana. Simultáneamente, se llevó a cabo un trabajo de incidencia política y social, mediante la participación en estructuras oficiales con el fin de potenciar medidas justas que facilitaran la dignificación y superación de la marginación del pueblo gitano.
Entre los años 1990 y 2003 el Ayuntamiento de Valladolid demolió el poblado y reubicó a las familias en otros Barrios de Valladolid.
La comunidad permanece a día de hoy en el barrio de Pajarillos Altos.
Oliva Pedrayes

Recorte de prensa con motivo de la entrega del premio anual de la Asociación Juvenil Gitana en junio de 1998