Vedruna tuvo una participación destacada en las concentraciones de mujeres frente a diversas catedrales el domingo 7 de marzo, convocadas con el lema “Alcem la veu”, “Levantamos la voz”. Carme Molist, implicada en la iniciativa a través del Col.lectiu de dones en l’Església, está convencida de que, con los avances hacia la igualdad, “mucha más vida brotará dentro de la Iglesia”.
¿Por qué es importante asumir hoy reivindicaciones como las que propone cada 8 de marzo?
Es una pena que, en pleno siglo XXI, todavía sean necesarias estas reivindicaciones. Esto significa que algo va mal, que las mujeres seguimos todavía discriminadas prácticamente en todos los campos: social, laboral, político, eclesial… Es fundamental hacer oír nuestra voz, reclamar la igualdad y la no discriminación en todos los ámbitos. Para ello hay que movilizarnos, manifestar claramente la injusticia en la que vivimos para que, ya de una vez, abran los ojos y se den cuenta de «su pecado».
¿Qué respondes a quien, desde la Iglesia, piensa que esto es una iniciativa hostil?
Todavía se ve con sospecha todo lo que sacude las seguridades de quienes mantienen fuertemente en sus manos las riendas de la Iglesia, todos ellos varones; no aceptan escuchar las voces que les obligarían a repensar sus posiciones de privilegio, a salir del camino del «se ha hecho así siempre». Y ya no vamos a callarnos. El Papa ha abierto alguna rendija que hay que aprovecharla, apoyándole ante tanta oposición como tiene dentro, para que las rendijas se conviertan en puertas por las que entrar y salir en libertad y dar voz a quienes somos mayoría en la Iglesia. ¡Solo hay que contar el número de mujeres y de varones que hay en las celebraciones parroquiales!
¿Y qué le dirías a quien, desde el feminismo, duda de que exista realmente algo que pueda llamarse feminismo católico?
Si, con ojos de mujer, con corazón de mujer, podemos tener voz, quitar ropajes, actualizar ritos y liturgias difíciles de aguantar por pesadas, aburridas, releer las Escrituras también desde la óptica femenina, estoy convencida que mucha más vida brotará dentro de la Iglesia y entrará el aire fresco, renovado, que necesitamos respirar.
A lo largo del año, ¿qué acciones concretas se pueden hacer desde la Familia Vedruna a favor de la igualdad?
Joaquina de Vedruna fue una gran mujer, decidida y convencida del papel de la mujer en la família, en la Iglesia y la sociedad de su tiempo. De ahí su empeño en la educación de las niñas como pilares de la familia. Desde Vedruna hoy hay que apoyar y participar en todas las iniciativas que se promueven, unas más al lado de tantas mujeres que durante siglos han luchado para obtener el reconocimiento que la sociedad en general y la Iglesia les negaba y nos sigue negando.
Como colectivo Vedruna hemos de levantar la voz y hacer que llegue donde corresponda, insistir e insistir y así inquietar y remover unas reuniones de estamentos eclesiásticos en las que, por ser molestas, el tema del papel de la mujer o no se toca o se nos sigue considerando «criadas de segunda». El Espíritu sopla por igual para tod@s y nos llama a estar atent@s y dejarle actuar.
Esto pide también por nuestra parte una buena formación bíblico-teológica y perder todo miedo a ocupar espacios y aceptar la participación en foros, charlas, espacios de oración e interioridad, todo lo que se nos proponga para así ir normalizando nuestra aportación con rostro femenino en la Iglesia.