Unanima International, de la que forma parte Vedruna, participó el 5 de diciembre en un evento paralelo de la COP28 en Dubái para persentar la «Carta Católica Global sobre Cambio Climático a la Presidencia de la COP28»
En el documento, al que se han adherido diversas comunidades Vedruna, se pide “acelerar la transición a energías limpias” y que esa transición sea “justa”. Con la experiencia acumulada de cumbres anteriores, se pide también seriedad en el cumplimiento de los compromisos alcanzados, en particular los relativos a facilitar económicamente que los países del Sur puedan afrontar en condiciones adecuadas este proceso.
En los últimos encuentros se han acordado miles de millones de dólares en ayudas destinadas al cumplimiento de estos objetivos, pero las promesas quedan lejos de convertirse en realidad.
La presentación de la “Carta Católica Global sobre Cambio Climático a la Presidencia de la COP28” pudo seguirse en streaming a través de los canales de YouTube del Movimiento Laudato Si o del propio canal de la cumbre organizada por la ONU. Entre los ponentes, figuraban la directora ejecutiva de Unanima, Jean Quinn, y la representante de esta organización ante la ONU, Liana Almony.
Vedruna es una de las 25 entidades de Religiosas que forman parte de esta coalición que, desde hace 20 años, lleva a cabo una labor de incidencia a nivel mundial en las áreas del cambio climático, la igualdad de género o los desplazamientos forzados.
Jean Quinn, directora ejecutiva de Unanima (derecha), en la COP27 de El Cairo, junto a Lara Hicks, representante de la entidad en esa cumbre.
En la cumbre de Dubái, Unamina participó junto a otras organizaciones católicas, reiterando la urgencia del cumplimiento de los compromisos de las anteriores cumbres. En Laudate Deum, la exhortación que actualiza la encíclica Laudato si, el Papa habla de un “punto de no retorno” al que, según múltiples estudios, se encamina el planeta a menos que se introduzcan cambios drásticos e inmediatos en el modelo económico. Más que acordar nuevos objetivos, Unanima defendió ante esta cumbre una agenda clara y coherente de compromisos concretos por parte de los estados. Esta “necesidad de transformación profunda” en las sociedades es la que, dice Unamina, explica la importancia del compromiso de las comunidades religiosas para favorecer una respuesta adecuada a la crisis climática desde la justicia social. En particular, Unanima recordó que hay abundante evidencia sobre el comparativamente mucho mayor impacto de la crisis climática en mujeres, niñas, personas mayores o países empobrecidos. Lo que, además de un decidido enfoque de género, exige también un renovado esfuerzo por hacer realidad el compromiso de la Agenda 2030 por “no dejar a nadie atrás”.