Con un sencillo gesto, a la vez significativo para el Planeta, hemos celebrado el Día Internacional de la Madre Tierra y la Semana Laudato Si’ en muchas comunidades a lo largo de la geografía de la Provincia de Europa.
La propuesta del Eje JPIC fue: plantar una planta autóctona resistente a la sequía en nuestro jardín, terraza, balcón, etc., a fin de colaborar a reducir nuestra huella de carbono, la contaminación y, a minimizar la huella hídrica necesaria para su crecimiento. Uniendo así dos eventos: el Día de la Tierra -22 de abril-, que este año reclamaba un mayor esfuerzo para “Invertir en el Planeta”, así como la Semana Laudato Si’ que acabamos de celebrar del 21 al 28 de mayo y también nos llamaba a pasar a la acción para la “Esperanza para la humanidad. Esperanza para el Planeta”.
La respuesta ha sido creativa: plantación en un ambiente festivo, o bien de oración. Ni la edad ni la movilidad han sido obstáculo.
Y ¿qué plantas autóctonas hemos plantado? Laurel, hierba luisa, lavanda, olivo…
¿Cuál es la experiencia que hemos vivido en las diversas comunidades de la Provincia? Ha sido muy rica. Nos dicen: “Nos hemos sentido parte de la Tierra, responsables de su cuidado”; “plantándola me emocioné pensando que habíamos plantado una vida, me sentí llamada a cuidarla y todos los días la contemplo, labro la tierra, le doy de beber, le hablo y siento que esto trae más vida a la naturaleza y también a nosotras que crecemos con ella«; “si todas las familias del barrio plantaran un arbolito como el nuestro, en poco tiempo el aire de Roma sería más puro y saludable para todos«; “he sentido que la vida es hermosa y crece si se cuida y, creciendo, da alabanza a Dios«; “Te echo esta agua pidiéndote que crezcas mucho y seas alegría para todas”; “Unidas a la Madre Tierra, amamos la vida y alabamos al Creador”. Y, una hermana en silla de ruedas dijo: “Me alegro por el crecimiento de una nueva planta que limpia el ambiente y que puedo observar desde la ventana, y también me alegro del cuidado de mis hermanas«.
No dudamos que ha sido un gesto significativo para el cuidado del Planeta porque, aunque sea pequeño porque, cada planta y arbusto pequeño puede capturar al año entre 50 y 200 kg de CO2, variando según su especie y tamaño y según el ritmo de su crecimiento. Los árboles, más. Por ejemplo, un olivo en sus 15-20 años de crecimiento, puede absorber de media unas 7 toneladas de CO2/año y, cuando se estabiliza, entre 750 kg y 1 tonelada de CO2 anuales. Además, las plantas también limpian el aire de algunas sustancias contaminantes.
Con este pequeño gesto, los kg de CO2 que serán absorbidos por las nuevas plantas, se suman a los gestos de tantas otras personas y grupos que también hacen su parte.
Al mismo tiempo, en la Semana Laudato Si’, nos hemos ido informando, formando y orando. Hemos leído artículos, visionado vídeos “que nos han ayudado a concienciarnos sobre esta necesidad tan urgente” y, otros, sobre lo que nuestras hermanas y hermanos de la Familia Vedruna están haciendo en las diferentes escuelas; y también hemos visto la película “La Carta” en varias comunidades “y nos gustó mucho lo bien hecha que está y el mensaje tan claro que nos ayuda a sensibilizarnos”. Así mismo hemos celebrado la fiesta de Pentecostés bajo este prisma, o invocando el Don de la Reconciliación a la Ruah Santa.
Abajo, podéis descargar la oración que la comunidad de Roma hizo mientras plantaban la hierba luisa (traducida al castellano).
Equipo Eje JPIC Provincia de Europa
En el nombre de Dios Trinidad que es Padre Madre, Hijo y Ruah Santa
Il canto della creazione
¡Alabado seas, mi Señor! ¡Alabado seas, mi Señor!
¡Alabado seas, mi Señor! ¡Alabado seas, mi Señor!
Por el sol cotidiano que calienta y da vida;
él ilumina el camino de los que te buscan, Señor.
Por la luna y las estrellas, las siento mis hermanas;
Los formaste en el cielo y se los das a los que están en la oscuridad.
¡Alabado seas, mi Señor!…
Por nuestra madre tierra que nos da flores y yerbas;
en ella trabajamos para el pan de cada día.
Por los que sufren con valentía y perdonan en Tu amor;
Les das tu paz en el atardecer de la vida.
¡Alabado seas, mi Señor!…
Por la muerte que es de todos, la siento en cada momento,
pero si vivo en tu amor le da sentido a mi vida.
Por el amor que hay en el mundo entre una mujer y un hombre,
por la vida de los niños que hacen nuevo mi mundo.
Te canto mi Señor y conmigo la creación;
¡Humildemente te agradezco porque Tú eres el Señor!
¡Alabado seas, mi Señor!…
La «Semana Laudato Si'» – del 21 al 28 de mayo – celebra el octavo aniversario de la encíclica del Papa Francisco sobre el cuidado de nuestra casa común. “Esperanza para la Tierra. Esperanza para la humanidad” es el tema de este año. Con Laudato Si’, el pontífice ha lanzado un poderoso mensaje -no sólo a todos los cristianos, sino a toda la humanidad- para que cada persona se sienta responsable de cuidar la creación.
Esta encíclica marca una etapa histórica en la doctrina social de la Iglesia, pero también constituye una contribución esencial a la reflexión global sobre los acontecimientos vinculados a nuestro planeta y al desarrollo integral de la humanidad. Un texto tan lleno de ideas no puede “caer en el olvido”…
Por eso, gracias al Movimiento Laudato Si’, nació la iniciativa de la Semana Laudato Si’: para relanzar el mensaje de Laudato Si’, a través de la oración, la reflexión y la acción conjunta, un mañana más brillante, justo y sostenible.
El Papa Francisco dijo: «¿Qué clase de mundo queremos dejar a los que vendrán después de nosotros, a los niños que están creciendo?… Renuevo mi llamamiento urgente para responder a la crisis ecológica, el grito de la tierra y el grito de los pobres no pueden esperar más. Cuidemos la creación, don de nuestro buen Dios creador. Celebremos juntos la Semana Laudato Si«.
La encíclica del Papa Francisco Laudato si’ ha provocado la oración y la acción para proteger el medio ambiente en miles de comunidades católicas y ha dado un nuevo impulso al movimiento católico para cuidar la creación. Sin embargo, el análisis científico revela que el ritmo del cambio climático y las extinciones masivas sigue aumentando. Para hacer frente a este desafío, se necesitan con urgencia compromisos mayores.
Hoy queremos hacer nuestra pequeña parte con la oración y con un gesto significativo: plantar en nuestro jardín esta plantita de hierba luisa -que cuando sea mayor nos dará el olor y el sabor de sus hojas- y cuidarla para que pueda crecer y ofrecer oxígeno al medio ambiente.
OREMOS invocando al Espíritu Santo (a dos coros)
Espíritu Santo, Tú eres la presencia de Dios en nuestros corazones, que traes vida, amor y alegría, como una Madre solícita.
Estás en el canto de los pájaros, escondido en la vegetación, en la sutil fragancia de las flores discretas…
Eres un Misterio invisible pero que influye poderosamente en nuestras vidas. Te abrimos nuestro corazón.
Por favor, inspíranos y danos sabiduría, coraje y esperanza, enséñanos a hacer uso de nuestros diversos talentos y Tus dones.
Por favor, enséñanos paciencia, amabilidad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio.
Guíanos por el buen camino y enséñanos a amarte a Ti, a los demás y a nosotros mismos.
Ayúdanos a trabajar juntos en paz y respetar a cada persona, a pesar de todas las diferencias entre nosotros, pero también a respetar la naturaleza y todo lo que has creado para nosotros.
Por último, pero no menos importante, recuérdanos siempre nuestra dignidad como hijos del Padre y nuestra verdadera libertad para servir a los demás, como lo hizo Jesús.
En este mes de mayo nos dirigimos todas juntas a María para que nos enseñe a cuidar de la creación y de nuestros hermanos y hermanas, ella que enseñó a Jesús el conocimiento, el amor y el cuidado de la naturaleza y de toda criatura.
Enséñanos María
A cuidarnos unos a otros
A cultivar una «cultura del cuidado» (LS 231) de los demás, de nosotros mismos y de todos los seres vivos que comparten nuestra casa común.
A honrar los dones y las limitaciones de los demás.
A celebrar nuestras relaciones.
A comprometernos con la “conversión ecológica”,
A la transformación continua de nuestros corazones hacia un mayor amor con nuestro Creador y la creación.
A tomar tiempo para escuchar el mensaje de Dios en la creación con asombro y admiración.
A reflexionar sobre nuestras palabras y acciones,
A reconocer humildemente dónde no llegamos y practicar nuevas formas de vivir en la sencillez y la solidaridad con la creación.
Gesto simbólico (en el jardín)
Mientras algunas plantan la hierba Luisa cantamos:
Alabado seas, mi Señor. Alabado seas, mi Señor.
Alabado seas, mi Señor. Alabado seas, mi Señor.
Por todas tus criaturas, por el sol y por la luna, por el viento y las estrellas y por el viento; por el agua y por el fuego. Alabado…
Por la hermana madre tierra, que alimenta y que sostiene; por la hierba, flor y frutos, por los montes y los mares. Alabado…
Que el sentido de la vida sea cantarte y alabarte y porque esta nuestra vida sea siempre una canción.
Laudato Si, oh mi Signore (4)
ORACIÓN del octavo aniversario de Laudato Sì
Dios amoroso, creador del cielo, de la tierra y de todo lo que contienen,
nos creaste a tu imagen y nos hiciste custodios de toda la creación,
nos bendeciste con el sol, el agua y la tierra fértil para que todos podamos ser alimentados por él.
Abre nuestras mentes y toca nuestros corazones, para que podamos responder al don de tu Creacion. Ayúdanos a ser conscientes de que nuestra casa común no sólo nos pertenece a nosotras, sino a todas tus criaturas y a las generaciones futuras, y que es nuestra responsabilidad preservarla.
Que ayudemos a garantizar que cada persona cuente con la alimentacion y los demas recursos que necesita. Hazte presente entre los necesitados en estos tiempos difíciles, especialmente las más pobres y las que corren más riesgo de ser abandonadas.
Transforma nuestro miedo y sentimientos de soledad en esperanza y fraternidad para que podamos experimentar una verdadera conversión del corazón.
Ayúdanos a expresar nuestra solidaridad de forma creativa para hacer frente a las consecuencias de esta pandemia mundial. Haznos valientes para acometer los cambios que se nececitan en busca del bien común. Que podamos sentir ahora más que nunca que todos estamos interconectados y que somos interdependientes. Permítenos escuchar y responder al clamor de la tierra y al clamor de los pobres.
Que todos estos sufrimientos sean los dolores del nacimiento de un mundo más fraterno y sostenible.
Bajo la amorosa mirada de María Auxiliadora, te hacemos esta oracion por Cristo nuestro Señor. Amén
Comunidad Vedruna Prati Roma