Despedida a las hermanas Vedruna fallecidas en Madrid durante la pandemia

Al comienzo del funeral, celebrado este 20 de julio en la Ventilla, Mª Gracia Gil dio las gracias “por todas esas personas que nos han ayudado a entender que el amor es más fuerte que el dolor y la muerte”

Diez velas, cada una de las cuales representaba a las hermanas Vedruna fallecidas en Madrid en este tiempo de pandemia, y al resto de personas que se han ido también en este tiempo. Por fin, el 20 de julio, en la Ventilla, pudo celebrarse un funeral para, en familia, dar gracias a Dios por su vida.

La provincial de la Provincia Vedruna Europa, María Gracia Gil, recordaba al principio de la misa la dureza de una situación sobrecogedora y totalmente inesperable que “nos ha traído a cada una de nosotras inseguridad, incertidumbre, miedo, soledad, angustia˝. Sentimientos que, a luz de la fe, son la cruz que antecede a la esperanza en la resurrección. “Traemos un ramo de flores. Cada uno de nuestros miedos, inseguridades y temores a la luz de la Palabra podemos ver convertidas, como estas flores, en belleza, en fortaleza, en vida y esperanza”, añadió María Gracia.

Pero también abundan los motivos de agradecimiento. María Gracia recordó “a todas las personas que han entregado su vida, su trabajo, su cariño, su sabiduría para hacer frente a estas situaciones de enfermedad y dolor”. Dentro de la propia PVE, muchas comunidades duramente golpeadas por la Covid han tenido palabras de agradecimiento en las últimas semanas por los cuidados y la entrega especialmente desde la red de Enfermería.

“Hoy damos gracias por todas esas personas que nos han ayudado a entender que el amor es más fuerte que el dolor y la muerte”, prosiguió Mª Gracia Gil, quien dio las gracias por las vidas de quienes ya marcharon y “sabemos que viven ya en Dios”.

El funeral fue una misa de acción de gracias por la vida Alicia Mailot, “por su sentido profético en los lugares por donde ha ido pasando”.

Por Espíritu Santo, «por el sentido con que vivía la reflexión y el estudio y desde ello hizo de anuncio».

Por Carmen Moreno, “por su caridad y entrega desinteresada a los demás”.

Por María Mateos y su modo de “vivir en humildad”.

Por Isabel Navarro, “por su saber acoger lo que se le encomendaba” y por “saber retirarse con elegancia en el momento oportuno”.

Por Petra Sánchez, por “el sentido de misión” con el que vivió “hasta el final de su existencia”.

Por Petra Izquierdo, por su alegría y sonrisa constantes.

Por Elvira Parejo, por el sentido con que vivió su relación con Dios y su enfermedad.

Por Clara Sánchez, por el cariño y delicadeza en la educación de los niños

Por Begoña Castillo, “por la acogida a aquellos que viven momentos difíciles, por acompañarlos para atravesar la adversidad. Por su deseo de estar presente en el Sur”.

Y “por la vida de todas las personas que, durante este tiempo de pandemia, han fallecido, por todo lo que ellas han aportado en la vida y al proyecto de Jesús”.