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Educar en el deseo: la propuesta de la Pastoral Juvenil Vedruna (y de Ain Karem) para el nuevo curso

Educar en el deseo: la propuesta de la Pastoral Juvenil Vedruna (y de Ain Karem) para el nuevo curso

“¿Viviré sin ningún horizonte, sin preguntas, sin nada que esperar; dejaré de buscar mi lugar en el mundo?”. La nueva canción de Ain Karem recoge la propuesta de la Pastoral Juvenil Vedruna para el curso 2021/22.

 

“Hijas, a todas os lo digo: tengamos grandes deseos y el Señor nos dará lo que más convenga”. De esta exhortación de santa Joaquina, extraída de su carta 108, firmada en Vic, el 27 de noviembre de 1846, brota la inspiración para la nueva canción de Ain Karem, como propuesta musical, pero primero de todo como propuesta de vida para los jóvenes. “Tengamos deseos” es el lema escogido para este curso 2021/22 por la Pastoral Juvenil Vedruna.

“Este canto, Deseos, nace de la inquietud del Equipo de Pastoral Juvenil Vocacional Vedruna de seguir alentando la pastoral en nuestra familia y de hacerlo desde nuestras raíces carismáticas”, explican las integrantes del grupo. “La letra del canto se basa en algunos guiños de la carta 108 de Santa Joaquina, en la reflexión del EPJV sobre los deseos, como una fuerza profundamente humana y también en algunas palabras de ánimo a los jóvenes de parte de nuestro Papa Francisco. El canto, con su letra y música, busca conectar con lo que muchos jóvenes pueden experimentar en su interior y animarles a ellas/os y a los diversos agentes de pastoral a «pensarnos» e imaginarnos a lo grande, teniendo un horizonte esperanzado”.

Un impulso hacia lo alto

Pastoral Juvenil Vedruna argumenta en su página web los motivos de la elección de este lema, que “tiene un marcado acento carismático”. “Etimológicamente, deseo viene de de-siderare, ‘tender hacia los astros’”, se lee. “Por tanto, el deseo nos remite a una fuerza que nos lanza más allá de donde estamos, un dinamismo que nos impulsa hacia arriba y que nos posibilita crecer, que nos hace ir a más allá en la vida. Los seres humanos estamos atravesados de deseos, vivimos con un anhelo permanente de algo más. El deseo tiene que ver con lo que nos mueve en la vida, con aquello que, más allá de las obligaciones y tareas cotidianas, nos levanta cada mañana, nos abre horizontes, nos hace sentir que estamos vivos/as. Los seres humanos podemos tener deseos de todo tipo, deseos alcanzables, imposibles, oscuros, permitidos, prohibidos…deseos que son expresión de un único deseo: VIVIR. El deseo hace que nos sintamos vivos”.

Claro que la realidad se presenta a veces más complicada. “En la tarea cotidiana de acompañar a nuestros adolescentes y jóvenes nos encontramos, por diferentes razones, con que en no pocas ocasiones, la capacidad de desear está adormecida. En ocasiones, no es que nada colme su deseo, es que, a veces no hay deseo (al menos, pronunciado y, por tanto, concienciado). Nada que desear, nada que esperar. ¿Tendrá que ver la falta de deseos con la desorientación vital y la falta de sentido con la que viven muchos jóvenes y otros no tan jóvenes?”.

Puede ser también debido a un problema de saturación. “Cuando estamos saturados, repletos o atiborrados, no sentimos necesidad y nuestros deseos no se despiertan”, añade el texto.

“El deseo nos evoca, en primer lugar, la búsqueda de Dios en la propia vida. Pero para buscar, primero hay que desear, hay que experimentar necesidad, carencia. Si nos sentimos saciados solamente con lo que la sociedad de la apariencia nos ofrece, una vida superficial y donde lo trascendente brilla por su ausencia; si creemos que lo tenemos todo y nos bastamos solos; si no hay preguntas de sentido…no puede haber deseo ni búsqueda más allá de lo inmediato, lo tangible, lo cuantificable”.

Tal vez la pandemia, que nos ha hecho tomar “mayor conciencia de nuestra condición débil y vulnerable”, ofrezca una “oportunidad para ahondar en nuestros deseos hondos y verdaderos”. Para ello la apuesta es “educar en el deseo”, comenzando por despertar la pregunta acerca de la propia vocación, de “un proyecto de vida con sentido.

Educar para el deseo

Para ello, el agente de pastoral juvenil puede partir de “deseos no expresados” o “clarificados”, “deseos adormecidos o inalcanzables por las circunstancias”, que afloran mediante la “escucha” y “una palabra de aliento” que les proporcione “un lugar donde ser acogidos”, con “adultos de referencia a los que sientan a su lado”.

La propuesta incluye un estilo de vida sobrio, puesto que “la sociedad de consumo no calma ni colma el deseo”. Hace falta, además, educar en una “cultura del esfuerzo” que capacite para tomar decisiones fuertes y perseverar en ellas, ya que “los grandes deseos normalmente no casan bien con los caminos fáciles y los atajos”.

Además es preciso salir del propio ensimismamiento: “Desear en grande no puede ser realmente desear en grande si no se desea con y para los demás”. ”Cuando nos ponemos a desear, a conspirar con otros, cuando ponemos en juego y compartimos con creatividad los dones que se nos han dado, surgen cosas grandes, que no grandiosas, grandes porque son de Dios, aunque sean, inicialmente, como aquel grano de mostaza del que nos habla el evangelio”.

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Fecha

septiembre 16, 2021

Categoría

Jovenes