Eduard Riudavets, director de la Escola Ángels de Barcelona participó en un encuentro de agentes de pastoral con el purpurado filipino.
El cardenal Luis Antonio Tagle agradeció “la misión educativa” que lleva a cabo la Escola Vedruna Ángels en El Raval y, en particular, su “sensibilidad hacia las necesidades” de niñas, niños y adolescentes.
El prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos protagonizó en el Auditori Fòrum CCIB de Barcelona un encuentro sobre “Acoger y acompañar en un mundo cambiante”. El purpurado filipino respondió a varias preguntas de agentes de pastoral, entre ellos de director de Ángels, Eduard Riudavets, que acudió acompañado de una numerosa representación de familias filipinas de su centro. La mayoría de los cerca de 10.000 ciudadanos filipinos residentes en Barcelona se concentran en el barrio del Raval, una presencia ya asentada que, en muchos casos, pertenece a una segunda o incluso tercera generación, en la que las abuelas y abuelos suelen desempeñar un importante papel en la educación de sus nietos.
Riudavets trasladó a Tagle su preocupación por el impacto de la pandemia en los jóvenes. “Han sido muy resilientes –dijo– pero llega un momento en que estamos viendo que están sufriendo realmente; lo están pasando muy mal. Normalmente no nos lo dicen, pero es palpable”.
Durante los últimos dos años estos menores han vivido situaciones desgarradoras, como sucede con la violencia doméstica, lo que se refleja en el fuerte aumento de los casos de suicidio, primera causa de muerte entre los 15 y los 35 años en España-
Ante un problema, buscamos una solución. Pero ante un dilema, “no hay soluciones. Necesitamos inspiración”, respondió el prefecto. “Esa inspiración vendrá de testimonio, de historias de vida de personas que han pasado por dificultades pero han sobrevivido”.
Para que la escuela pueda responder a estos problemas, prosiguió, no basta con satisfacer los objetivos académicos. En la escuela –dijo Tagle– las chicas y chicos deben encontrar “un hogar, una familia. Ahí sus necesidades puede que no se disuelvan, pero sí sean sanadas por personas que se preocupan por ellos”.
Para que esto sea realmente efectivo hace falta además una buena integración de las familias. En la escuela católica “a veces ensañamos en una dirección, pero en casa los padres enseñan en otra dirección. Por eso, la cooperación escuela-padres es necesaria”.
Este es precisamente un tema, aclara Eduard Riudavets, en el que insiste mucho el proyecto educativo de Escola Vedruna Ángels. “Creemos que el colegio es un referente para nuestros alumnos. Es un sitio de paz, de estabilidad, no solo a nivel de estudios, sino de educación. Un sitio de tranquilidad, donde se sienten acogidos, lo sienten como su casa”, afirma. “Es muy importante tanto para las niñas, niños y adolescentes como para sus familias el hecho de que haya este vinculo con el colegio, como centro de tranquilidad, de paz, de poder sentirse bien”.
En particular durante el confinamiento y la pandemia quedó en evidencia la importancia del refuerzo emocional que proporciona la escuela. “Estos niños, viviendo en pisos tan pequeños, con una sola ventana, han vivido a veces una situación muy traumática”, asegura el director.
Cuando se reanudaron las clases, ya en el curso 2020/21, se puso en marcha una asignatura sobre Educación Emocional en 1º de Secundaria, posteriormente ampliada también a 2º de ESO. “Este es un espacio donde los alumnos pueden explicarse, explicarnos cómo se sienten”, lo que nos ayuda a “buscar más herramientas para buscar cómo ayudarles”, explica.