«Tendiendo puentes» es el nombre de la iniciativa que, promovida por Cáritas y CONFER, ofrece a voluntarias y voluntarios la posibilidad de conocer de primera mano el trabajo que varias congregaciones religiosas y entidades religiosas realizan con personas migrantes.
Este es la razón que ha llevado del 30 de junio al 13 de julio a seis voluntarias a la comunidad Vedruna de Tánger. El grupo incluía a personas de variados perfiles: jóvenes voluntarias creyentes y no creyentes, un redentorista en formación o una religiosa Hija de Cristo Rey junto a su hermana.
Tres de ellas dejan su testimonio:
Mi experiencia en Tánger (29 junio al 13 de julio 2024)
La experiencia intereclesial vivida en Tánger, ha sido muy enriquecedora, ha dejado en mí una huella imborrable.
Hemos convivido religiosas, laicos, creyentes, no creyentes… en la casa de la Carmelitas de Vedruna. Me he sentido como en casa, acogida, acompañada, cuidada, en un ambiente de respeto, de compartir nuestra vida, con una alegría profunda…de ser una familia, una gran familia.
Mi colaboración en la Delegación Diocesana de Migraciones (DDM) me ha favorecido conocer más de cerca a las personas emigrantes, he disfrutado de los niños y niñas, de su relación, de su alegría, espontaneidad, ganas de aprender…
A través del contacto con los trabajadores de la DDM he podido observar la labor que realizan con los emigrantes de asistencia en sus necesidades más inmediatas, de apoyo, ayuda, orientación, preparación… Hacen una gran labor.
El conocer a religiosas de otras congregaciones, ver su acogida, su implicación con los últimos de la sociedad, personas con discapacidad, sordos, mujeres víctimas de la prostitución, de trata, con niños de la calle, madres que necesitan apoyo para descansar y recuperarse de ese largo y fatigoso viaje, etc… me ha hecho ver que hay una Iglesia viva, comprometida con los últimos, con los más débiles.
El formar parte de una familia numerosa me ha ayudado a vivir con el grupo un sentimiento fuerte de fraternidad, vivir la alegría de estar juntos, ayudarnos, querernos.
Ese sentimiento de hermandad también vivido al estar en contacto con hombres y mujeres que dejan su tierra, su familia, para tratar de encontrar un futuro mejor. Sentirlos iguales en derechos y deberes, con la misma dignidad… reconocer su vida como sagrada; sus vidas no me son ajenas, su historia no me es indiferente, forman parte de mi corazón y de mi memoria; y el vivir todo esto con María, Pablo, Teresa, Lorenza, Victoria compartiendo experiencias, vivencias, comida, casa, salidas por Tánger, en definitiva, compartiendo la vida.
Me queda un gran agradecimiento por todo lo vivido, a Inma y Yolanda por acompañarnos en esta experiencia y compartir su vida y su casa, con el grupo que hemos estado haciendo la experiencia, Frontera Norte Sur “Tendiendo puentes” que organiza esta experiencia intereclesial. No puedo olvidar a Nourddine, Galo, Marie, Modu, Fatou, Alima… A todos, gracias de corazón.
Ahora estoy integrando esta experiencia, ver cómo continuar la relación con los inmigrantes donde vivo y que conozco; abierta a escuchar las invitaciones de lo que quiero vivir de cara al año próximo en relación a estas experiencias, que tanto bien me han hecho.
Y teniendo muy presente la invitación que Jesús nos hace «Fui extranjero y me acogiste» (Mateo 25,35).
Patro López
Experiencia en Tánger
Después de haber estado tres veces en Tánger creo que llego a la conclusión de que hay más de una ciudad en ella o quizá la propia ciudad se va dejando descubrir en cada ocasión. No puede haber un solo Tánger. Y no hablo solo de los lugares desconocidos sino también de los revisitados y que de alguna manera vuelven a ser nuevos. Supongo que es también porque uno se va dejando llevar y aceptando que no es la persona quien entre en la ciudad sino que es la ciudad quien va penetrando en uno. Diez días han sido pocos y han sido mucho, así en singular. Mucho lo oído, visto, compartido, sentido, en definitiva, vivido. Ytodo desde la firme determinación de apartar miedos absurdos y el propósito de creer una vez más que «en Tánger todo fluye», procurando apartar prejuicios y dejando que la vida siga mostrando caminos.
En una conversación final tenía que expresar con una palabra lo que ha supuesto esta experiencia y sin duda es «aprendizaje». Partiendo de lo que sigo aprendiendo de mí, desde lo menudo y pequeño, a lo mucho que estos días me han regalado: conversaciones aquí yallá, descubrimiento, conocimiento y reconocimiento, acogida, solidaridad y sororidad, generosidad, fortaleza, todo acompañado de una serenidad y un compromiso con la vida, la justicia y el amor al otro.
El trabajo tan de calle que realizan las distintas congregaciones, la red de apoyo que existe entre ellas; las relaciones que se van estableciendo desde la acogida, el respeto, la escucha; las oportunidades que se ganan o pasan de largo; las personas, siempre las personas, el amor en lo pequeño y menudo de nuevo, el empeño y esfuerzo por seguir adelante… todo ello fluye, y puede que de las formas más extrañas, pero mostrando vida y esperanza cuando parece que ya no es posible. Casa abierta, puertas y ventanas abiertas, con el valor de elegir y eligiendo al otro, escuchando y viendo al otro.
Gracias Comunidad Vedruna, gracias Inma y Yolanda por dejarnos «ser parte»
María Martínez
Gracias
Gracias a la Comunidad Vedruna: Hermana Inma y hermana Yolanda. Y a todos vosotros: Lorenza Patro María Teresa Victoria y Pablo que iluminaron nuestra presencia
Con sus huellas marcadas y su valiosa contribución,
Ustedes son la luz en cada camino y senda
Gracias por sus esfuerzos y su sorprendente generosidad
Por sus corazones que rebosan de bondad
Ustedes son la esperanza en nuestro mundo confuso
Y sus presencias devuelve a nuestras almas la belleza y la claridad
Con sus agradecimientos, se adornan los sueños y esperanzas
Ustedes son el apoyo en tiempos de angustia y dolor
Benditos sean y benditos sean sus pasos siempre
De nosotros, reciben todo nuestro amor y respeto. Gracias por vuestra presencia
Nourddine (Miembro de la Familia Vedruna de Tánger)