El alcalde de Alcoy, Antonio Francés, ha entregado a las tres hermanas de la comunidad Vedruna el Premio Valora 2024, con el que el Rotary Club Alcoy Font Roja ha reconocido “su dedicación y servicio incondicional a la ciudad durante más de cinco décadas”, y para honrar “el compromiso y el incansable apoyo brindado por estas mujeres a los más desfavorecidos, subrayando la labor humanitaria de la congregación”.
“Fem Llar”, hacemos hogar, es el nombre del proyecto con el que la comunidad Vedruna de Alcoy colabora con la Fundación Novaterra. Se trata de apoyar en itinerarios de inserción sociolaboral de personas sin hogar, a quienes ofrecen alojamiento las tres hermanas de la comunidad, Manolita González, Pilar Iniesta e Isabel Molpeceres.
“Cuando vinimos a vivir a esta casa, éramos 19. Es un pecado que estemos viviendo con tanto espacio para nosotras cuando hay gente en la calle”, cuenta esta última, que pertenece también al patronato de Novaterra.
Las tres hermanas están muy involucradas en la entidad y siguen de cerca la evolución de los participantes el programa, pero en casa, mantienen un tipo de relación mucho más “familiar” con cada una de estas personas. La vivienda está equipada para que puedan tener su independencia, aunque es habitual que haya un trato cercano con la comunidad. Al completar el programa y acceder a un empleo con el que pueden ya pagarse una vivienda, se deja el sitio para otro participante.
La primera persona que acogieron era una mujer joven. “19 años recién cumplidos”, recuerda Isabel Molpeceres. Recién extutelada, embarazada de su maltratador, pudo rehacer su vida gracias a Novaterra. Después llegaron varias madres con hijos, pero “ha habido personas de todos los perfiles”.
La hermana Vedruna prefiere quitar mérito a esa labor. “Novaterra, no nosotras, sí que hace una labor extraordinaria. Y lo hace todo con el dinero que aportan sus socios y con algún donativo, pero sin subvención de ningún tipo”, destaca.
De hecho, las tres hermanas Vedruna no habían sido informadas de que se las citaba en el Club Rotario para entregarles este prestigioso premio, toda una institución en Alcoy. “Fue una encerrona”, ríe la hermana Isabel Molpeceres, entusiasmada, no obstante, con el bonito momento vivido, rodeadas de muchísimas personas que habían ido a mostrarles su cariño. Fue toda una sorpresa, porque a ellas les habían pedido acudir para explicar el proyecto Fem Llar, una forma, pensaron, de “ayudar a buscar fondos”. Después, desde Novaterra, “nos reconocieron que, si nos hubieran dicho de qué se trataba, temían que no hubiéramos ido”.
Novatierra es el último gran proyecto en el que colabora Vedruna en Alcoy, pero no el único por el que se ha reconocido su labor. El jurado, al elegir entre decenas de candidaturas, destacó el trabajo realizado durante 50 años en este municipio, especialmente a través del colegio Vedruna.
Cuando Isabel Molpeceres llegó en 1974, recuerda, era “un colegio para la clase alta”. Convenció a otras hermanas y una parte del claustro de que el centro carecía así de sentido, y en unos años lo transformó por completo. La suma de una docena profundamente comprometidas y el apoyo de la congregación bastaron para hacer posible el milagro.
Fue un proceso revolucionario, con una amplia participación del claustro y la comunidad educativa en todas las tomas de decisión, aunque buena parte de las familias, inicialmente, mostró su rechazo. De 750 alumnos, la cifra se desplomó a la mitad. Pasados unos pocos años, sin embargo, “muchas familias regresaron, al ver que el proyecto de transformación del centro realmente tenía sentido”.
Hoy el colegio es un referente de integración y convivencia entre alumnado de diversos orígenes y etnias, sin cuotas obligatorias y con la mayoría de actividades extraescolares gratuitas. Así lo destacó el alcalde, durante la entrega del premio, al final de su discurso, con unas emotivas palabras en las que dio fe de que todo lo que había destacado era “cierto”; que él lo sabía de primera mano, como padre de alumnos de la escuela, a la que estaba muy agradecido no solo por su nivel académico, sino por el compromiso social que inculcaba a niños y niñas.
Isabel Molpeceres se queda, además, con otro detalle del discurso del alcalde. “Dijo que le parecía muy buena la idea del trabajo que está haciendo la Fundación Novatierra y que, desde el Ayuntamiento, iban a estudiar poner viviendas a disposición de estas personas”.
Después de todo, dice, su visita aquel día al Club Rotario sí ha servido para dar un impulso al proyecto.