Lola Guillón Sabino, alumna, madre y profesora del Colegio Nuestra Señora del Carmen de Cádiz, rinde tributo a aquella «joven monja sevillana», a quien conoció hace ya cincuenta años en el colegio como su profesora de Química y tutora.
Hermana María, mi querida Hermana María.
¡Qué grande y profundo su amor que nunca dijo basta por este colegio de Cádiz capital y todas las generaciones que curso tras curso se han educado en él!
Más de medio siglo desde que tuve la gran suerte de conocerla…
Transcurrían los años setenta y una joven monja sevillana era nuestra tutora y a la vez profesora de Química.
Parece que la estoy viendo disfrutando con los tubos de ensayo en el laboratorio de la tercera planta, todavía hoy resistente en el tiempo.
Su evidente y dolorosa fragilidad física era inversamente proporcional a la bondad, humildad e inteligencia que emanaba de su persona.
Y así fue transcurriendo mi adolescencia, universidad, trabajo, matrimonio, maternidad, madurez, ausencia de seres muy queridos…
Como bien decía mi padre: “Hija, la vida es un suspiro”.
Mantuvimos una amistad inquebrantable.
Realmente siento que hace falta gente como ella, como dice la canción de Joaquina.
Mi admiración se acrecentaba con el transcurrir del tiempo: Siempre se mantenía en un segundo plano, prudente y discreta. Pero con una fuerza interior que contribuía sin descanso a solucionar situaciones extraordinariamente complejas sin pronunciar una sola queja, destacando el pequeñísimo resquicio positivo que se pudiera vislumbrar.
Fui testigo de su sufrimiento silente nacido de una espiritualidad muy profunda.
Querida hermana María, soy de la antigua escuela y a pesar de la confianza y cariño, nunca pude llamarla María a secas.
Doy gracias a Dios, a la Virgen María, a santa Joaquina y a mis padres por confiar a las hermanas Carmelitas de Cádiz mi educación y así hacerla formar parte de nuestra familia porque así la considero.
Usted siempre formará parte de ella.
Su ejemplo es el Verdadero Carisma Vedruna.
Descanse en Paz, Hermana María.
Brille para usted La Luz Eterna.
La querré siempre.
Lola Guillón Sabino,
alumna, madre y profesora del Colegio Nuestra Señora del Carmen de Cádiz