Solo una cuarta parte de los los 64.000 potenciales receptores han podido cobrar hasta ahora el Ingreso Mínimo Vital en Aragón.
Frente a la célebre definición de Gramsci de “crisis”, en Aragón lo nuevo no acaba de nacer pero lo viejo sí está a punto de morir…, dejando en una situación muy vulnerable a quienes más duramente está golpeando la crisis.
Pese a las garantías desde el Gobierno central y el Ejecutivo autonómico, diversas entidades sociales temen que la Prestación Aragonesa Complementaria del Ingreso Mínimo Vital, recién llegada a las Cortes, no será aprobada a tiempo para sustituir al Ingreso Aragonés de Inserción, que desaparecerá el 31 de mayo.
En torno a las reivindicaciones del primero de mayo, Las comunidades Vedruna de Zaragoza participaron el 29 de abril en una concentración ante los juzgados de Zaragoza, y al día siguiente, en una Eucaristía organizada por la Pastoral Obrera diocesana. “Nos sentimos codo a codo con quienes viven las situaciones más precarias en estos momentos del Covid”, cuenta Rosa María Gurría. ”Nos comprometimos a seguir trabajando para que nadie se sienta excluida”, añade.
Una clara señal de alarma en estos momentos es la baja cobertura hasta ahora del Ingreso Mínimo Vital, que ha llegado solo al 6,4% de la población bajo el umbral de la pobreza en España, argumentan las entidades organizadoras, citando datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
En Aragón, prosiguen, solo 17.101 de los 64.000 potenciales receptores han podido cobrar el Ingreso Mínimo Vital. Y el desembarco de las nuevas ayudas ha sido cualquier cosa menos ordenado, con diversos errores que han motivado que ahora la Administración reclame a algunas personas que devuelvan las cantidades cobradas de forma supuestamente indebida.