Mª Lidia Moreo Goyache es una hermana Vedruna de la Comunidad de La Almozara (Zaragoza). Su vida laboral la ha realizado fundamentalmente en el centro Socio laboral La Almozara de la asociación Acopal, que acoge a chavales que no entran en el sistema educativo. Al jubilarse, después de un año sabático, entró como voluntaria en Fogaral, que trabaja con mujeres en situación de prostitución, siguiendo el proyecto congregacional de abrazar las pobrezas del mundo.
¿Qué es Fogaral?
Es un centro de acogida de mujeres que viven en prostitución y que pertenece a Cáritas.
¿Por qué lo elegiste?
Había conocido el proyecto durante el año sabático que realicé al jubilarme. Ya anteriormente tenía referencia porque en el Centro Socio- Laboral habíamos tenido una alumna que pertenecía a Fogaral. Durante este tiempo sabático, buscaba un proyecto en el que colaborar y una hermana de la comunidad me sugirió este lugar.0
¿Cuál es el perfil de las personas que acuden al centro?
Hasta el tiempo de la pandemia, mujer extranjera, que había venido a España soñando con estudiar o trabajar y engañada por un familiar o alguien muy cercano; al llegar esas mismas personas las ponen a trabajar en un club.
Con la pandemia, ha cambiado el perfil de la mujer que acude a Fogaral, porque al cerrarse los clubs donde trabajaban han acudido al centro para pedir alimentos que les permitiera comer. Humanamente hablando son mujeres que están más preparadas y con más habilidades sociales.
¿De qué países proceden?
De Guinea, Nigeria, Latinoamérica y alguna rumana. Todas, extranjeras. Ahora no vienen españolas, al iniciarse la experiencia de Fogaral, sí.
¿Cómo describirías tu trabajo?
¡Precioso! Me encontré con un proyecto donde cabía ser educadora y me ofrecieron esa función. Consiste en revisar periódicamente con cada mujer los objetivos de una intervención previamente consensuada entre una trabajadora social y la educadora, en este caso, yo.
Me ha ayudado mucho. Yo, que procedía del centro Socio- Laboral del barrio, donde había descubierto que, para ayudar a las personas, no puedes fundirte con sus problemas; tienes que saber mantener una distancia psicológica para poder ofrecerles algo.
¿Qué te atrajo de este proyecto?
Mi intuición fundamental fue la fuerza con la que creo en la dignidad de toda persona y tener ahí la oportunidad de transmitir esto a personas que sienten su dignidad “hecha polvo”.
¿Qué te aporta este voluntariado?
La sorpresa continua de lo útil que les resulta a estas personas que alguien de fuera de su ámbito se preocupe de ellas. Y conocer un mundo que no conocía. El cariño de cada mujer, el descubrir su fortaleza…
Ahora realizas el trabajo on- line. ¿Cómo ves el futuro?
Se echa en falta la presencia de la mujer cara a cara, pero veo que el servicio sigue siendo útil a pesar de las limitaciones que tiene.
En la Fratelli Tutti del Papa Francisco, hay cuatro verbos: “acoger, proteger, promover e integrar”. ¿Cómo crees que se dan en tu trabajo?
Los tres primeros, claramente, pero con la integración hay muchas dificultades. Hemos visto, no obstante, a mujeres que terminaban de estudiar una carrera o conseguía algún trabajo, pero hoy nos encontramos con la dificultad de que el trabajo escasea para todo el mundo. También considero importante para la integración ponerles en contacto con una red social que les pertenece como ciudadanas, y con proyectos sencillos de formación.
Rosa María Gurría