“Conocemos testimonios de mujeres subsaharianas con hijos menores a cargo las cuales, verbalizaron su intención de pedir asilo y la respuesta que recibieron fue violencia y devolución a Marruecos. Y pudimos ver cómo muchos jóvenes eran arrastrados en la playa hacia el lado marroquí sin posibilidad de atención alguna”, denuncia la Asociación Elin, impulsada por Vedruna.
“La situación vivida estos días ha sido una mezcla de caos, miedo, incertidumbre absoluta, desinformación, frustración, inestabilidad y violencia”, denuncia desde Ceuta la Asociación Elin en este comunicado:
Desde la Asociación Elin hemos seguido lo ocurrido durante estos días de manera continua, desde el exterior de las naves del Tarajal, en diferentes espacios de la ciudad y en contacto telefónico con personas migrantes que conocíamos que se encontraban en dicho lugar.
Tal y como habéis podido saber por los medios de comunicación, desde el pasado lunes la llegada de 8000 personas en menos de 48 horas volvió a constatar que las políticas de externalización de fronteras en terceros países son espacios de no derecho en los que las personas son utilizadas como moneda de cambio para ejercer presión política.
Las personas que accedieron a Ceuta fueron trasladadas a las Naves del Tarajal, espacio destinado para el confinamiento que debían pasar una cuarentena preventiva antes de tener la posibilidad de ingresar al CETI. En dicho espacio se mezclaron personas que estaban terminando su cuarentena con los/as recién llegados, algo que puso de manifiesto la mala gestión desde el comienzo.
Tenemos conocimiento de que cuatro jóvenes de Guinea Conakry, los cuales habían entrado a Ceuta semanas antes, fueron devueltos también a Marruecos. Hecho que supone una aberrante violación de Derechos Humanos.
Los espacios se encontraban completamente masificados, sin separación entre adultos y menores y sin respetar ninguna de las medidas sanitarias que impidieran contagio alguno.
Ante la continua llegada, conforme las horas pasaban, las naves alcanzaron su máxima capacidad y se ocuparon espacios a la intemperie. Hubo personas que estuvieron así más de 24 horas sometidos a retenciones policiales y militares que emplearon la fuerza y materiales antidisturbios sin atender a la situación sanitaria individual de las personas que la precisaban.
Según nos han comunicado personas migrantes que se encontraban dentro de las naves, la masificación derivaba en falta de agua, de ventilación, de higiene, de alimento, de atención sanitaria y psicosocial.
Desde el Gobierno Local no se habilitó ningún otro espacio o recurso alternativo para albergar a estas personas y mejorar las condiciones indignas en las que se encontraban.
Muchas de estas personas que consiguieron entrar en Ceuta, se quedaron deambulando por la Ciudad y alrededores; tres días más tarde, no existe alternativa alguna para ellos.
De este modo, trascurrieron las jornadas del lunes y el martes, expuestos a la climatología del momento (frío de noche y calor de día) sin que se distribuyera de manera suficiente material de abrigo y agua, entre otros recursos. Además, no se disponían de espacios aliviar las necesidades fisiológicas.
La situación estaba controlada completamente por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, impidiendo el acceso a cualquier entidad humanitaria diferente a Cruz Roja Española, la cual estaba desbordada y sin medios para atender las necesidades más básicas.
El desconcierto y el miedo eran muy palpables, sobretodo, por parte de la infancia (muchos de ellos de muy corta edad y sin ningún tipo de acompañamiento ni conocimiento de lo que estaba sucediendo) y del colectivo de personas subsaharianas (cuyo periplo migratorio ha durado años y la devolución a Marruecos, país del que no son nacionales, les supone una flagrante persecución, discriminación, racismo y vulneración de sus derechos fundamentales).
La situación vivida estos días ha sido una mezcla de caos, miedo, incertidumbre absoluta, desinformación, frustración, inestabilidad y violencia. Y la única respuesta ha sido la puesta en marcha de devoluciones que no cumplen las mínimas garantías legales e incumplen acuerdos y tratados nacionales e internacionales.
La vulneración de derechos fundamentales fue y está siendo una situación presente en todo momento, con especial incidencia hacia la infancia y los posibles perfiles de personas con posibilidad de acogerse a su derecho de ser demandantes de protección internacional.
El martes fue una jornada muy marcada por las devoluciones en caliente de miles de personas sin identificar perfiles vulnerables. Conocemos testimonios de mujeres subsaharianas con hijos menores a cargo las cuales, verbalizaron su intención de pedir asilo y la respuesta que recibieron fue violencia y devolución a Marruecos. Y gracias a los vídeos medios locales pudimos ver cómo muchos jóvenes eran arrastrados en la playa hacia el lado marroquí sin posibilidad de atención alguna.
La falta de respuesta adecuada por parte del Gobierno ha propiciado una sensación de inseguridad y desconcierto que es aprovechada por quienes alimentan los discursos de odio para promover la división social y el racismo.
Ceuta se convirtió en el foco de atención a nivel nacional e internacional en cuestión de horas ante lo ocurrido, por ello, queremos que se conozca la información sobre las vulneraciones de derechos fundamentales que se sucedieron con total impunidad:
– Se incumplieron Acuerdos y Tratados internacionales y nacionales de los derechos de la Infancia.
– Se incumplieron Acuerdos y Tratados internacionales y nacionales encaminados a respetar los Derechos Humanos.
– Falta de identificación ante posibles casos de demandantes de asilo, personas víctimas de trata/tráfico.
– Falta de asistencia jurídica y de traducción.
– Falta de atención socio-sanitaria individual.
Hablar de una situación de crisis humanitaria no es suficiente para describir lo que se ha vivido durante las tres últimas jornadas. Lo ocurrido se ha visto motivado y reforzado por la inacción de las fuerzas de seguridad marroquíes apoyadas por el propio gobierno del país vecino. Hablamos, por tanto, de una crisis diplomática que afecta de forma muy dura y discriminatoria a las personas subsaharianas puesto que ellas son devueltas a un país que no reconoce su dignidad y que viola sistemáticamente sus derechos.