Elena Blanco y Dolors García publican la novela infantil “Generación Vedruna 5.0” (Edelvives). La presentación, celebrada este 7 de noviembre en Madrid, se enmarcó en las celebraciones del 50 aniversario del Colegio Vedruna de Villaverde Alto. Los beneficios de la novela se destinarán al Fondo de Solidaridad de la Fundación Vedruna Educación.
Una abuela que habla en 2050 a sus nietos sobre el carisma Vedruna, un alucinante viaje en el tiempo a la Barcelona de comienzos del XIX… Así comienza “Generación Vedruna 5.0” (Eldevives). Lo que inicialmente se proyectó como una biografía de Joaquina más o menos al uso, dirigida especialmente a jóvenes de colegios Vedruna, se convirtió pronto en un proyecto totalmente distinto: una novela llena de humor, aventuras, intrigas…
Las autoras, ambas Carmelitas de la Caridad Vedruna, se repartieron los roles. “Yo era la de las ideas locas”, confesó Dolors García, también directora del Departamento de Pastoral de Escuelas Católicas. “A veces los adultos separamos mucho lo profundo del sentido del humor, lo serio de los actos cotidianos…”, y así no es fácil conectar con un público infantil. Para ella, este debía ser un libro que invitara a una lectura por placer, no por obligación. Un libro, también, “que pueda ser leído en clase de Lengua, no solo en clase de Religión”.
Elena Blanco, educadora infantil y educadora social, se dedicó a confrontar todas esas ideas con la realidad histórica. “Nos compaginamos muy bien”, dijo. Fueron dos años de intensa escritura a cuatro manos. “Algunos capítulos salieron del tirón; con otros no encontrábamos forma de cerrarlos”.
Con respecto a la figura de Joaquina, Elena Blanco contó que era a ella a quien “más le salía” imaginar sus vivencias y sentimientos en situaciones ficticias aunque siempre inspiradas en su vida real.
“Una cosa es utilizar frases de Joaquina y otra, poner en su boca un diálogo que no existe”, apostilló Dolors García. Cada vez que debía sentarse a escribir esos diálogos imaginarios, sentía la necesidad de “rezar, sentarme con ella: ‘Bueno, voy a escribirlo, pero tu ayúdame’”.
Las dudas iniciales resultaban inevitables. Eva Ceñal, directora del colegio Vedruna de Villaverde Alto (Madrid), se ofreció a leer el primer capítulo con la clase de 5º de Primaria. El respetable terminó pidiendo más. El experimento había sido un éxito, por aclamación, señal de que los trabajos iban por el buen camino. Capítulo a capítulo, el grupo fue leyendo en primicia y por entregas la novela de principio a fin.
“Ya conocía la vida de Joaquina, pero al leer el libro te metes en el papel”, contó en la presentación del libro Alejandra, hoy alumna de 1º de la ESO. “Te enseña a superar todos los problemas con la fe en Dios”.
Para su compañera Nicole, este es, ante todo, una historia contada “de una manera divertida”, por lo que la recomendaría a chicas y chicos de todo tipo de colegios, no solo de escuelas Vedruna.
Una novela hija de la pandemia
Pese a todo ese humor, en la novela hay algo así como cierto “pesimismo pandémico” de fondo, reconoció Elena Blanco. El libro fue escrito en tiempos de fuertes restricciones al contacto social, lo que se refleja en la proyección de una sociedad en 2050 con relaciones personales excesivamente mediadas por las pantallas. Igualmente hay una reivindicación de una forma tradicional de comprender la enseñanza: “A veces parece que todo lo que se puede hacer con un teclado y una pantalla es por defecto mejor desde el punto de vista metodológico y pedagógico que todo lo que se puede hacer con un lápiz, un papel y una caja de pinturas, y no es así”.
La pandemia influyó también en lo que Elena Blanco llama “la intención de reivindicar la aportación de los abuelos, de los mayores, a nuestras vidas y a la sociedad en general”. Estas páginas tratan de “cultivar el agradecimiento”. “Se lo debemos”, añadió. “A los que siguen estando en este lado de la vida y a los que la perdieron en el camino. En su inmensa mayoría pertenecían a una generación que aportó mucho al estilo de vida que teníamos y que empezamos a valorar en gran medida cuando llegó la pandemia”. Ahí hay toda una invitación a las escuelas Vedruna a tomar el ejemplo y propiciar encuentros entre jóvenes y mayores, afirmó Dolors García.
Junto a ello, García resalta el objetivo de presentar a Joaquina como una persona cercana, porque, “a veces cuando ponemos la palabra santo delante de un nombre, parece que ya no es de carne y hueso”. Esta Joaquina de carne y hueso puede servir para “abrir debates” y reflexiones sobre el carisma Vedruna hoy, sin olvidar que “ser Vedruna es ser de Jesús”, y conduce por tanto a vivir la fe desde el compromiso con la realidad social. Y viceversa.