El Monte Carmelo es el primer contacto visual con Tierra Santa para los que llegan por mar. Los libros del Antiguo Testamento mencionan en varias ocasiones esta montaña del Carmelo, siempre subrayando sus elevadas alturas, las cuevas protectoras y las verdes laderas que se combinan para hacer del Monte Carmelo una vista majestuosa.
Tradicionalmente se dice que Karmel (כרמל Krml) viene de Krm-Ēl (כרמ-אל) y significa «viñas de Él», Él es un título para Dios en el judaísmo y significa Dios o poderoso. También en otros lugares se la llama «la más santa de todas las montañas» o bien «la montaña del Dios verdadero, del Dios único», señalando la cueva donde Elías vivió y desafió a los sacerdotes de Baal (1 Reyes 18 ) para que eligieran por Dios entre Yavhé y Baal. Yahvé se reveló como el único Dios verdadero digno de toda nuestra adoración.
La tradición sugiere que una comunidad de ermitaños judíos vivió en la montaña del Carmelo en tiempos del profeta Elías. En el siglo XII, algunos ermitaños, peregrinos o cruzados, inspirados por la vida de este profeta, escogieron uno de los torrentes del monte -Wadi Siah- como lugar de retiro. Cavaron sus celdas en la roca caliza blanda de la vertiente de la montaña y construyeron una capilla dedicada a la Virgen del Carmelo. Estos devotos, hacia 1200, formaron la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (Carmelitas) y llevaron al mundo en siglos sucesivos la hoy extendida devoción a la Virgen del Carmen.
También nosotr@s, Carmelitas de la Caridad Vedruna, toda la Familia Vedruna, desde los inicios, veneramos a María bajo la advocación del Carmen. Que, teniéndola como amiga y compañera, hablándole de mujer a mujer, brote de lo más profundo el anuncio del Dios que nos habita y nos mueve cada día a colaborar con Él para hacer posible el Reino: el mundo que queremos que sea de todos y para todos.
M Carme Molist Subirachs, ccv