Movilizar a adolescentes y jóvenes en verano para que se comprometan con un voluntariado no siempre es fácil. Y menos cuando es la primera vez que emprenden esta acción y lo hacen sin saber quiénes serán sus compañeros de camino. Pero la valoración de las chicas y chicos que han participado del verano solidario de Vedruna Catalunya ha superado a cualquiera a priori.
Silvia es una de las alumnas de Vedruna que ha colaborado en el comedor social Tupí en Vic. “En un voluntariado vemos de primera mano otras realidades a las que no estamos acostumbrados, ponemos cara; te das cuenta de que hay mucha gente desvalida y que tenemos la oportunidad de ayudarles”, explica.
Marta también se apuntó al campo de trabajo de JoVic: “He creado amistades y conocido muchos valores que no era consciente de que necesitaba para mi día a día”, asegura. Gratuidad, descubrimiento, crecimiento, esperanza y comunidad son algunos de estos valores que han puesto en práctica ella y el resto de compañeros entre finales de junio y primeros de julio.
Por su parte, Íker, que ha colaborado en el Hogar Juvenil, también en la ciudad de Vic, describe la experiencia como “muy enriquecedora” y dice que le ha permitido ver “otro mundo, muy similar al nuestro, con muchos problemas”. En Catalunya, en el marco del campo de trabajo JoVic, los jóvenes han realizado actividades de ocio con niños del Casal Claret, el comedor social Tupí y con personas con discapacidad, además de descubrir la casa madre, Manso, y quién fue Joaquina de Vedruna.
En el campo de trabajo de la Espluga de Francolí, que lleva ocho años funcionando, han acompañado a personas mayores en la residencia y jóvenes con diversidad intelectual en Aprodisca, en Montblanc. «Son recuerdos que te hacen crecer como persona y aprender nuevas cosas», apunta Anna, desde el campo de trabajo que se ha organizado en esta villa. Explica que le ha sorprendido la diversidad de actividades y la relación que han establecido con los abuelos de la residencia en la que han colaborado. ¿Qué la animó? «Me motivaba poder ayudar a las personas y conocer gente nueva de mi edad y es una experiencia que recomendaría a todo el mundo», añade.
Los jóvenes también señalan la complicidad y la buena acogida de las personas con las que han trabajado. La iniciativa, en colaboración con la Pastoral Juvenil de Vedruna de todo el Estado, ha reunido en Cataluña a un grupo de jóvenes de entre 16 y 18 años. La experiencia les ha permitido trabajar en equipo, reflexionar, hacer ratos de silencio y oración, así como dinámicas de conocimiento y autoestima, para poner las propias capacidades y talentos al servicio de los demás.
Equip de Pastoral Vedruna
(Artículo publicado en el número 24 del Llambregades, el boletín digital de la pastoral educativa que edita la Fundación Escola Cristiana de Catalunya)