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“35 años dedicado a la docencia, pero no cualquier enseñanza, una educación basada en el amor”

“35 años dedicado a la docencia, pero no cualquier enseñanza, una educación basada en el amor”

Carta de despedida de Javier Delgado, director del colegio Nuestra Señora del Carmen de Cádiz entre 1994 y 2008

Quién me iba a decir hace unos años que me tocaría despedirme de “mi colegio” en estas circunstancias tan especiales.

Nadie podía imaginar lo que nos iba a tocar vivir en este año pasado y lo que nos queda de este 2021. A pesar de todo tengo que ser agradecido, sobre todo a las Hermanas Carmelitas de la Caridad Vedruna.

Todas las hermanas que he conocido en este tiempo han influido en mi carácter, en mi forma de entender la educación y sobre todo en el reconocimiento de una labor basada en el amor al prójimo, en el amor a los niños y niñas que han pasado por mi vida, que son muchos y a los que recuerdo personalmente de uno en uno. A los buenos estudiantes, buenas personas, y sobre todo a los malos estudiantes, a los que nos daban “guerra”, a los que necesitaban ayuda, a los menos visibles.

Y a mis compañeros, a todos, a los que están y los que se fueron, los que coincidían conmigo y los que discrepaban. A todos les debo su apoyo en el tiempo en que me tocó dirigir el Colegio, les debo su confianza en los momentos difíciles, que también los hubo, y sobre todo su cercanía y empatía.

Me tocó abrir nuevos caminos que hoy se ven con normalidad, el uso de las “nuevas tecnologías” al que tanto tiempo he dedicado, desde la implantación de la plataforma Séneca, hasta la impresión de los boletines de notas en nuestro centro, los planes de centro, el plan de evacuación, los consejos escolares, los claustros, las comunicaciones con las familias, las reuniones …Todo eso que supone esfuerzo y entrega en cualquier equipo directivo y que de alguna manera pasa desapercibido para el resto.

Todavía no he tenido tiempo de plantearme mi nueva situación, hasta ahora tenía que ir martes y miércoles a mi cole, para realizar labores de secretaría. Este tiempo desde el 2018, en que me prejubilé, me ha servido para ir acostumbrándome a tener mucho tiempo libre.

Después de más de 35 años dedicado a la enseñanza, tengo que reconocer que en mi despedida me he sentido poco acompañado, aunque esos sentimientos no influyen en mi alegría por el tiempo vivido y compartido.

El Covid tiene mucho que ver, pues mi entorno, tanto académico como personal, está muy influenciado. Pero nunca, ninguna causa, puede decidir por nosotros los sentimientos que se acumulan en tantos años de servicio a la enseñanza basada en un carisma tan influyente en la personalidad de los que ejercemos en Vedruna.

Tengo la impresión de que “mi colegio” es otro distinto del que yo conocí, en el que ejercí mi profesión y al que creo haber aportado gran parte de lo que soy.

Ya no tendré que salir desde Chiclana temprano para llegar a mi hora al trabajo, y eso, aunque es muy cómodo, también es un motivo de añoranza incapaz de rellenar el hueco que se produce en lo personal. Tendremos que acostumbrarnos, ya no tendré que publicar en las redes sociales ninguna noticia, ni siquiera los domingos, ni preparar ninguna clase, ni enviar ninguna clave de la plataforma, ni completar los boletines de notas en cada trimestre, ni hacer un mural para anunciar la navidad, o la semana santa o la felicitación el día de Santa Joaquina, pero esto es lo que hay.

Agradecimiento por el tiempo vivido y compartido en una labor tan bonita como es la enseñanza, pero no cualquier enseñanza, una educación basada en el amor. Y lo dice una persona que desde pequeño ha estado muy cerca de este mensaje amoroso del evangelio. En enero de 1985 entro a formar parte del claustro de las carmelitas recomendado por quien había sido capellán de las hermanas, el padre Eugenio, con quien mantengo una relación familiar absoluta. Otros entrasteis de la misma manera; la recomendación, tan dada en nuestra cultura. Y mi formación religiosa y mi vinculación con los dominicos me abrieron las puertas de la que ya para siempre será mi casa.

Gracias de todo corazón a las hermanas, a mis compañeros y a todas las familias con las que, a lo largo de este tiempo, he tenido una relación profesional y personal. Sigo a vuestra disposición para lo que necesitéis, con el espíritu del carisma de Santa Joaquina de Vedruna y Santo Domingo de Guzmán.

Fecha

enero 20, 2021

Categoría

Proyecto Escuelas Vedruna