«Nos sentimos enviados a permanecer en la búsqueda y encuentro de Dios en lo más sutil de nuestro día a día».
“Búsqueda”, a quienes conocemos este programa de formación de la Familia Vedruna, la palabra nos resulta familiar. Ahí nos juntamos del 12 al 14 de febrero, para seguir dando pasos en vivirnos como discípulas. Como cuenta Yoli, «Fin de semana de Búsqueda = lugar, personas, textos y oraciones de encuentro. Haciendo camino con el evangelio de Marcos en determinada determinación de discipulado. Un regalo de encuentro». Un encuentro posible, como explica Marina, por el deseo de «ahondar en la plenitud que el Señor me regala, un espacio para prepararLe el camino y dejarLe hacer en mí». Con esta disposición, Búsqueda llega como un regalo.
Esta es la palabra que también recoge Rita al evocar este espacio de formación, este proceso de 3 años: «este fin de semana de Búsqueda ha sido un auténtico regalo de encuentro con Aquel que siempre nos ama y se deja encontrar. El sumergirnos en el incansable empeño por descubrir la identidad de Jesús de las manos del Evangelio de Marcos, y el seguimiento de los primeros discípulos, nos llevó a comprender la suerte que tenemos de hacernos testigos de fe y compartirla con cada uno de los compañeros del grupo que formamos. Finalmente, como testigo invitada, pudimos disfrutar de las siempre sabias palabras de Santa Teresa de Jesús, haciendo que nos adentrásemos en su experiencia de «osadía e innovación “en tiempos recios”. Con todo esto, nos sentimos enviados a permanecer en la búsqueda y encuentro de Dios en lo más sutil de nuestro día a día».
Realmente, como jóvenes, sabemos que este es el reto, permanecer en esta actitud de discípulas, y cómo añade Loli, «Búsqueda siempre me ha ayudado y me sigue ayudando a centrarme y a veces a recalcular la ruta de lo importante, a buscar cada vez más dentro y el centro de mi vida. Es un regalo poder compartir con otras/os buscadores la vida, que se entrelaza y nos hace compañeros de camino».
Porque en Búsqueda, cuidamos el proceso personal compartiendo y creciendo en comunidad, formando círculo, al estilo de las comunidades que formaba Jesús en torno a Él. Así situados, como relata Ester, podemos «encontrarnos con Jesús y sus modos de hacer, encontrarnos con Santa Teresa y su invitación a enraizarnos, y encontrarnos y alentarnos las buscadoras y buscadores en nuestro camino como discípulas».
El siguiente encuentro será a finales de mayo, hasta entonces, nos llevamos invitaciones para seguir creciendo, aliento y esta pregunta que titulaba nuestro encuentro y nos viene bien replantearnos en todo momento de la vida: « ¿y vosotros, quién decís que soy yo?» (Mc 8,29).
Puy Araujo