Alienum phaedrum torquatos nec eu, vis detraxit periculis ex, nihil expetendis in mei. Mei an pericula euripidis, hinc partem.

Cien años de una Vedruna: “Consuelo fuiste y eres, con belleza y buen perfume”

Cien años de una Vedruna: “Consuelo fuiste y eres, con belleza y buen perfume”

Tras toda una vida Vedruna dedicada a la enseñanza, Consuelo Fernández celebra en Vigo sus 100 años con una eucaristía rodeada de su comunidad y de algunas de sus pinturas. Incluido el paño del ambón, confeccionado por ella misma en la víspera.

“Una eucaristía y basta”. Esa es toda la celebración que había pedido la leonesa Consuelo Fernández Argüelles a sus hermanas de comunidad al cumplir este 18 de noviembre los 100 años. Una misa cuidada con esmero, en la que adornarán la capilla pinturas de la propia Consuelo. Como el mantel del altar. O el paño del ambón, confeccionado en la víspera, demostrando así que conserva intactas sus capacidades artísticas.

Fue una eucaristía de acción de gracias “por la vida de Consuelo, por su familia, por la Congregación y cada una de las hermanas con las que ha vivido y vive”. Sin olvidar a “las distintas alumnas y personas que, a través de las múltiples actividades, no solo en la educación, ha ido dejando huella de los dones con que supo enriquecer los talentos que el Señor,  dueño de la vida, puso en sus manos”.

Presidió la celebración el capellán de la comunidad, Juan Andión, quien subrayó que “cuando los cristianos recordamos, no nos quedamos en la añoranza del pasado, sino que traemos a la memoria lo mejor de lo vivido….Y al recordar volvemos a pasar por el corazón personas, lugares, acontecimientos… Y el recuerdo se convierte en acción de gracias”.

En el ofertorio, la propia Consuelo Fernández presentó unas flores, “símbolo de los frutos de mi vida”, dijo. “Son festivos, con belleza y buen perfume. Oigo en mi corazón: ‘consuelo fuiste y eres, con belleza y buen perfume”. Disfruta hoy del gozo de Mi presencia y de las personas que te acompañan y quieren”.

 

Una vida intensa

Consuelo Fernández nació en Astorga en 1920. Cuando tenía cuatro años, su familia se mudó a León por el trabajo de su padre.

Vedruna desde los 24 años (Vitoria, 1945), pasó alrededor de 30 años en Italia, la mitad de ellos en Roma, incluida la época de estudios “en la mejor universidad”, la Sapienza, donde se licenció en Filología Clásica.

Pasó después varios años enseñando en la Ciudad Eterna, hasta su traslado a Verona.

Volvió a España para estar más cerca de su padre, que había enviudado.

Su primer destino fue en A Guarda. “Disfruté mucho con las niñas”, asegura. “Tenían un nivel muy bajo”. “No sabían ni leer”, aunque “gracias a Dios, fuimos subiendo el nivel”.

De allí pasó a Ourense, primero, y a Vigo después, a la parroquia de Matamá, a una nueva escuela nocturna de Bellas Artes donde “todo el pueblo iba a hacer cosas bonitas”.

Y por esa misma zona sigue. Durante este tiempo “he podido pintar y hacer mis cosas, mis bellas artes”.

Así le pilló el confinamiento. No lo ha llevado nada mal, cuenta, entre la pintura y la lectura de periódicos en internet.

Siempre fiel a su sobriedad, para el día de su centenario, únicamente deseaba poder celebrar la eucaristía con sus compañeras de comunidad. Sus hermanas prepararon la liturgia con esmero. Sin poder resistirse, cuentan, a completar la fiesta “con un rico menú gallego en el que no podía faltar la tarta de los 100 años”.

Fecha

noviembre 20, 2020

Categoría

Nacional