La empresaria Mar Callau habla de su papel en el patronato de Vedruna Catalunya Educació, para ella la guinda a una vida muy marcada por el Carisma que sus padres, de niña, se empeñaron en inculcarle.
Vedruna Catalunya Educació, la fundación que agrupa a 34 escuelas de la congregación más otras dos adheridas al proyecto educativo, ha renovado a los miembros de su patronato, el órgano de gobierno, administración y de representación de la entidad, para un nuevo período de cuatro años. Sigue al frente la religiosa Montserrat Espinalt, junto a otras 10 personas procedentes de diversas instituciones educativas Vedruna y de diversos ámbitos de la sociedad catalana.
Este último es el caso de la empresaria Mar Callau Roig, quien ha enviado al Equipo Provincial de la Congregación en Europa una carta en la que asegura que intentará “poner todas mis capacidades para luchar con lo que el futuro nos depare en el Patronat con el fin de hacer, si podemos, un poquito mejor este mundo tan complicado, y como decimos siempre: que santa Joaquima ponga más que nosotros”.
Era su respuesta al agradecimiento que le había transmitido la provincial, María Gracia Gil, por su contribución desinteresada. Callau exhibe con gratitud su condición de antigua alumna Vedruna. Sus padres –recuerda– optaron por una escuela de la congregación con el objetivo de proporcionarle a ella y a sus hermanos “una buena educación” y, sobre todo, por su empeño en que fueran “buenas personas”.
El carisma Vedruna, asegura, “siempre ha impregnado y aún hoy en día, en momentos duros a nivel de trabajo o personales, me acuerdo de las frases de santa Joaquima y siempre, siempre, acabo esbozando una sonrisa. Por dura que sea la situación, santa Joaquima me da paz, sosiego y calma. El ‘todo por amor, nada por la fuerza’ resume muy bien lo que intento aplicar en mi día a día, y oiga, de momento me funciona”.
Sus mejores amigas siguen siendo “prácticamente todas Vedruna”, y con frecuencia se unen para “colaborar en la medida de nuestras posibilidades en las causas más variopintas”.
También hoy sus hijos son parte de la Familia Vedruna. La mayor termina esto año Sexto de Primaria, y dado que su colegio no dispone de E.S.O., la familia se plantea incluso mudarse a Tarragona para que puedan seguir estudiando en un centro de la congregación, ya que su “principal prioridad ahora mismo es que sigan siendo Vedruna”.
“Así que le he contado parte de mi vida –concluye Mar Callau su carta– para que entienda que nada más lejos de que me tengáis que agradecer nada. Un placer, una inmensa ilusión y un enorme orgullo el poder seguir aprendiendo con vosotras”.