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No preguntes. La culpa es de los muertos

No preguntes. La culpa es de los muertos

No preguntes. La culpa es de los muertos

Así empezaba nuestro hermano y gran profeta Santiago Agrelo un estremecedor escrito tras lo ocurrido en la valla de Melilla el 24 de junio.

Sus palabras nos parecían gemelas a estas otras del libro del Eclesiástés: “Vi llorar a los oprimidos sin que nadie los consolase de la violencia de sus opresores.” (Ecl 4,1); “Hay un mal que he observado bajo el sol, un error propio de gobernantes: mientras el necio está encumbrado en altos puestos, los que valen están postrados en la humillación. He visto esclavos a caballo y príncipes a pie, como esclavos.” (Ecl 10,5)

O las del Eclesiástico: “Como los asnos salvajes son presas de los leones en el desierto, así los pobres son pasto de los ricos. Como el soberbio aborrece la humildad, así el rico aborrece al pobre.” (Eclo 13,18) “Se tambalea el rico y lo sostienen los amigos, cae el pobre y los amigos lo rechazan. Tropieza el rico y muchos brazos lo sujetan, dice estupideces y encima lo aplauden, tropieza el pobre y lo llenan de reproches, habla con sensatez y no le hacen caso. Habla el rico y todos callan y ensalzan sus palabras hasta las nubes; habla el pobre y dicen “¿quién es ese?”.  Tropieza y lo tiran por tierra.” (Eclo 13, 21-23)

¿Y qué me decís de éstas del libro de los Proverbios? “Hay quienes tienen espada por dientes y cuchillos por muelas, para devorar a los desvalidos del país y a los pobres de la tierra” (Pr 30, 14) ¿O estas otras? “La hacienda de los pobres da mucho fruto, pero la falta de justicia hace que se pierda”. (Pr 13,23)

Podríamos seguir citando la Palabra, palabras inspiradas e inspiradoras, nos quedamos ahora con las que eligió nuestro hermano Agrelo:

“No preguntes cuántos son los que murieron, tampoco cuántos han sido los heridos. “Centenares”, dicen. Cien arriba, cien abajo, ¿a quién importa?

No preguntes cómo murieron. No preguntes si esas muertes fueron evitables. No preguntes por responsabilidades en ese crimen contra unos jóvenes africanos sin derechos y sin pan.

No preguntes.

La culpa es de los muertos. Los violentos son los muertos. Los responsables son los muertos. Las autoridades de los pueblos solo pueden felicitarse de haber conseguido que los violentos estén muertos, que los sin derechos estén muertos, que los sin pan estén muertos.

Y se felicitan, y se aplauden, y se animan a continuar matando a jóvenes africanos sin derechos y sin pan.

Y el periodismo calla: no denuncia; ni siquiera informa.

Y la conciencia calla: como si Alá bendijese a quienes matan pobres; como si a Dios no importasen los pobres que asesinamos; como si los dueños del poder que nos oprime fuesen también los dueños de nuestros derechos, de nuestro pan, de nuestras vidas.

Yo no puedo decir que los responsables de esas muertes son los Gobiernos de España y Marruecos; yo no puedo decir que los Gobiernos de España y Marruecos tienen las manos manchadas de sangre; yo no puedo decir que los Gobiernos de España y Marruecos llenan de víctimas un frío, cruel, prolongado e inicuo corredor de la muerte. No lo puedo decir, pero lo puedo pensar, y es lo que pienso.

Adoradores del dinero a un lado y otro de la frontera. Adoradores del poder a un lado y otro de la frontera.

Adoradores de la mentira a un lado y otro de la frontera. Violadores de pobres a un lado y otro de la frontera. Herodes y Pilato se han puesto de acuerdo para matar a Jesús. A un lado y otro de la frontera Herodes y Pilato se han puesto de acuerdo para matar a ese “Dios para Dios”, que son los pobres.” (Texto publicado originalmente en la cuenta de Facebook de Santiago Agrelo, arzobispo emérito de Tánger)

Estos días estudiarán con todo cinismo en Madrid la posibilidad de considerar la migración como una “amenaza híbrida” porque, dicen, la migración irregular de forma conjunta puede quebrar nuestra soberanía.

¡Justo es eso, qué atinados, jóvenes africanos sin pan y sin derechos pueden quebrar nuestra soberanía!

Teo Corral

Fecha

junio 27, 2022

Categoría

Opiniones