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Reabre el proyecto de Pan Bendito de acogida a jóvenes migrantes

Reabre el proyecto de Pan Bendito de acogida a jóvenes migrantes

En colaboración con la Mesa de Hospitalidad de Madrid, las cinco hermanas de Pan Bendito ofrecen estancia temporal a jóvenes migrantes.

 

La Comunidad Vedruna de Pan Bendito (Madrid) ha reabierto su proyecto de acogida temporal a jóvenes migrantes. Tras el cierre impuesto por la pandemia, sus dos habitaciones de huéspedes vuelven a estar ocupadas, aunque con algunos cambios con respecto a la situación anterior.

Anteriormente Pan Bendito trabajaba en red con la ONG Sercade, que acoge y asesora a personas migrantes subsaharianas. En el proyecto actual la acogida se hace en colaboración con la Mesa de la Hospitalidad, que integra a parroquias y diversas entidades católicas. A efectos prácticos, esto significa que ya no acuden solo jóvenes subsaharianos, sino de cualquier procedencia. En solo dos meses han pasado por nuestra casa jóvenes de Marruecos, Senegal, Camerún y Canadá, comentan las hermanas.

El tiempo de estancia sigue siendo limitado a plazos breves de en torno a mes o mes y medio, según las necesidades, explica Marisa Jiménez, una de las cinco hermanas que actualmente viven en la comunidad. Tres de ellas pasaron mucho tiempo en África, y dominan el francés. Otra regresó hace poco de EE.UU… Pero con idiomas o sin ellos, cuenta Jiménez, “el ambiente es de mucha acogida. Todas las hermanas se vuelcan cuando llegan los chicos. El cariño rompe todas las barreras lingüísticas”.

Hay cabida para cuatro personas, dos en cada habitación. Tienen una cocina a su disposición en donde encuentran los alimentos necesarios para cocinar, “según sus preferencias, dentro de las posibilidades que podemos ofrecerles”. “A algunos se les da bien la cocina; otros, los más jóvenes, aprenden con un curso intensivo” y con la ayuda de alguna hermana, cuenta Marisa Jiménez

La mayoría de chicas y chicos abandonan la casa después del desayuno y no regresan hasta la hora de la cena. Durante el día suelen asistir a cursos de idiomas y de capacitación laboral.

Caso aparte fue el de una joven camerunesa que recientemente residió con las hermanas. No hablaba español y sus clases no comenzaban hasta bien entrada la tarde, por lo que “pasaba el día con nosotras”. “Era católica, y nos acompañaba a misa. Iba a la compra con la hermana Antonia y hacía vida con la comunidad”.

Su nombre es el que primero le viene a la cabeza a Marisa Jiménez al resaltar “la riqueza que este proyecto ha supuesto para nosotras, permitiéndonos vivir con personas jóvenes y en un ambiente de interculturalidad”. Al mismo tiempo “podemos decir que hace posible que pongamos nuestro granito de arena para hacer realidad el sueño de Joaquina de ‘abrazar la necesidades de todos los pueblos’ y vivir la invitación del Capítulo, haciendo de nuestra Comunidad ‘Casa de Puertas Abiertas’”.

La religiosa Vedruna destaca además la colaboración con entidades de Iglesia en Madrid, que de forma ágil y coordinada dan “respuesta inmediata” a muchas necesidades que se plantean.

Fecha

julio 5, 2021

Categoría

Local