Con ilusión, esperanza y mucha alegría, las hermanas de la Minizona Mediterràni, que habíamos preparado la fiesta de santa Joaquina, fuimos recibiendo a las hermanas, laicos y amigos Vedruna de la Zona C que llegaban en autocar y coches particulares al colegio de Tarragona -¡140 en total, todo un éxito!
El primer paso fue un buen almuerzo preparado con delicadeza por la empresa del comedor del colegio. A continuación, reunidos en tres grupos según el itinerario escogido: viaje en barco, viaje en tren turístico y para las que no podían ir ni a un lugar ni al otro, un viaje virtual, escuchamos la motivación de cada viaje. Se nos invitaba a contemplar la belleza del mar, el horizonte que invita a ir más lejos, a ensanchar la mirada, a contemplar este mar nuestro donde tantos hermanos y hermanas han dejado la vida buscando una mejor.
Las que habían elegido el barco pudieron disfrutar de la belleza esplendorosa de nuestro mar, la maravillosa fachada de la villa marinera del Serrallo y desde allí, pasando por la Llotja, salir a mar abierta, vimos desfilar las industrias portuarias con los barcos llegados de todo el mundo, la playa de la Pineda y más lejos el Cabo de Salou. Acompañado el viaje por una voz en off que nos iba narrando la historia de los emplazamientos.
Y para las que habían escogido ir en tren, se nos invitaba a contemplar la belleza histórica de la Ciudad. La huella de Pau y Tecla, de los diáconos Auguri y Eulogi, también la parte moderna, contemplando todo y disfrutando de la compañía, de la fiesta y del paseo. Y para las que quedaban en casa, de manera virtual pudieron disfrutar de videos de los diferentes lugares de Tarragona. Hecha la motivación, dos autocares nos acercaron al puerto y al tren turístico para dar inicio a nuestro el itinerario.
Durante el recorrido del tren turístico vimos dos de las playas de Tarragona, el Puerto Deportivo con sus yates venidos de todo el mundo, especialmente del mundo árabe, el barrio típico de los pescadores: el Serrallo, la Cofradía de pescadores, la Rambla que atraviesa la Ciudad con sus monumentos al presidente Companys, los Castelllers, als Despullats –en memoria de los defensores de la ciudad durante la guerra del francés–, la plaza Imperial Tarraco que lleva el nombre de la antigua Ciudad Romana, el Balcón del Mediterráneo (los tarraconenses al tocar la barandilla de hierro del Balcón del Mediterráneo dicen tocar ferro). Desde allí se divisa la inmensidad del mar y finalmente la Parte Alta de Tarragona, con la Catedral y tantos indicios de la Tarraco Romana.
El grupo que se quedó en la casa, disfrutó de una actividad preparada con la proyección de videos de diferentes lugares de la Tarraco romana (fundada en 218 aC) declarados Patrimonio de la Humanidad, así como un corto de un paseo en barco y algunas actividades testimoniales de solidaridad con la vida del mar, catedral, anfiteatro, circo romano, murallas.
Una vez realizados los recorridos, retornamos al colegio para participar de la Eucaristía concelebrada por cuatro sacerdotes y un buen equipo de músicos. La iglesia estaba magnífica, el lema “CALEU DE NOU LES XARXES” se podía leer en el mural del altar donde había unas redes de pescador y un remo, se nos invitaba a arreciar nuestra Fe y el compromiso de nacer de nuevo tal como nos pide el Capítulo y para ello deberemos calar las redes de nuevo. Ramos de flores adornaban la iglesia y la imagen de santa Joaquina. En el momento de las preces subieron al altar tres hermanas y tres laicas Vedruna, de cada una de las diferentes rutas, unas para ir presentando su testimonio de la experiencia y las otras tres integrarlo en estas preces.
Seguidamente, un espléndido almuerzo y feliz reencuentro con hermanas que hacía tiempo que no veíamos. También un brindis por este día compartido que llevó a cabo un representante de cada una de las mesas. Por la tarde, las que quisieron pudieron disfrutar en el colegio de la exposición de los 200 años de la Fundación de nuestra Congregación.
Y después dimos por finalizada la fiesta y cada una regresó a su casa o a su comunidad, contentas y alegres del día que habíamos vivido.
Hna. Teresa Beà